jueves, 30 de marzo de 2017

Voló, voló...

VOLÓ, VOLÓ…

-Si no podemos convencer a los vascos de que son españoles, convertiremos a todos los españoles en vascos- dijo el hombre del traje gris a su sombra de charol- ¿Qué puede salir mal?
Ser vasco no es sinónimo de ser harrijasotzaile, ni de llevar un arma en la faltriquera, ni siquiera todos los vascos han nacido en Euskal Herria, algunos tenemos todos los ascendentes galaico-portugueses. No, ser vasco no es homogéneo. Sin embargo todos los vascos, al menos los que no adoramos a un pollo, sabemos lo que nos ha supuesto serlo. Sospechosos habituales sin ser Benicio del Toro ni Kevin Spacey. Tampoco tenías que ser Josu Ternera, ni Kubati. Así que los que crecimos en Euskal Herria aprendimos con rapidez varias cosas, pero sobre todo una, ninguna persona con uniforme es de fiar.
Nunca nos libró no compartir estrategia con la Izquierda Abertzale, bastaba tener ideologías cercanas, o estéticas cercanas, o cualquier cosa que no te mostrase como un “español de bien”. A veces, bastaba con que la matrícula de tu coche fuera VI-BI-SS-NA. Cómo aquella vez, antes de que Stevie Wonder nos cantase que “si bebes, no conduzcas”, que borrachos quisimos terminar la noche en las fiestas de Xunqueira d´Ambia y dimos mil vueltas al pueblo buscando aparcamiento con nuestro R-12 familiar, y por fin, en una calle atestada encontramos un hueco, y tras mucho maniobrar bajamos del coche. Nos recibieron dos guardia civiles, fusil en mano, y nos invitaron a marcharnos. -100 metros pa´lante, o 100 metros pa´tras pero aquí no se puede aparcar- -Pero señor agente, si tienen coches aparcados delante de la puerta del cuartelillo, y toda la calle está petada, no nos joda- -Te voy a joder si no te montas y sacas el puto coche de aquí- Y nos jodieron la noche, a mí y a un amigo de Ermua. Visita y noche al cuartelillo. Ningún otro coche tenía matrícula de San Sebastián.
Lo mío fue suerte, sin duda. En el 94 varios amigos bajamos a solidarizarnos con la lucha obrera en la Naval de Xixón. Cortes en la N-632, barricadas con neumáticos, carreras, petardos, detenidos, decenas de detenidos, acusaciones de desórdenes y destrucción de mobiliario urbano, yo libré. Todo quedó en sanciones administrativas y multas. En Euskal Herria por quemar un autobús en una huelga general te caían 8 años de cárcel, y alguno no salió de prisión. Pero eran vascos.
En 2009 sabíamos que algo se movía en Euskal Herria, y un grupo de gentes diversas quisimos hacer caso al trovador de Liverpool, al que asesinaron en la puerta de un hotel. -¿Qué podía salir mal?- No hay un camino para la paz, la paz es el camino. Así que nos embarcamos. Todos saldríamos ganando. Y a casi 6 años de que ETA dejase de matar la realidad tozuda nos enfría. Ayer mismo a una joven española la condenaban como si fuera vasca, por unos chistes sobre un genocida, tirano y dictador. Porque está claro que vasca es la disidencia. Lo lamento profundamente. Tiene que llover mucho, porque la plaza sigue muy sucia.

España se está llenando de vascos, de bodalos, de alfons, de titiriteros, de jóvenes de Altsasu, de Iruña. Mientras otros sacan lustre a sus yugos que antes disimulaban, y hoy lucen orgullosos. San Sebastian ya murió acribillado por sus flechas atado a un nogal. Volverán camisas azules de tus aleros sus nidos a colgar… 

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