viernes, 27 de julio de 2018

Una bolsa, 2 céntimos


UNA BOLSA, 2 CÉNTIMOS

Ya sabemos que en breve espacio de tiempo habrá más plástico en los océanos que peces. Ya nos han explicado que nos enfrentamos a un problema de primer orden. Ya deberíamos saber que la tierra es finita. Que el crecimiento infinito es un absurdo. Y ya sabíamos que de lo que se trata es que contamine más quien más pueda pagar. Y ya. No va más. 30, rojo, par, passe.

No, no es nada nuevo, en los diferentes protocolos mundiales contra el cambio climático también se gestaron diferentes medios para comprar derecho a contaminar. Así, los países más industrializados pueden comprar derechos de emisión de contaminantes a los países menos emisores y que sus industrias sigan contaminando al mismo ritmo por un módico precio. Es el Capitalismo, amigo.

Que no descubro la rueda, ni el fuego. Que no es el primer caso en el que se nos dice que algo es muy malo, que hay que erradicarlo, y las medidas que se proponen son meramente recaudatorias. Podemos hablar del exceso de velocidad de los vehículos y la negativa a colocar limitadores en los mismos. Hablamos del tabaco o el alcohol y los impuestos “disuasorios”. Ahora hablamos del plástico, y en breve hablaremos del azúcar.

Como hay gente pa´tó, la medida a buen seguro cuenta con el apoyo de no pocas personas, muchas de ellas convencidas de que es un pequeño paso pero en la dirección acertada, al tiempo que ese mismo supermercado que te cobra 2 céntimos por bolsa para que le hagas publicidad coloca en sus repisas una mandarina pelada, con los gajos separados y embalada en plástico, o un tomate, o…

Sí, nos enfrentamos a un inmenso problema de contaminación ambiental, de plásticos, sí, y de emisiones de CO2, de vertidos indiscriminados en nuestros acuíferos, de minería agresiva, de… pero la solución es más compleja y sobre todo impopular. Porque cualquier solución ha de llevar aparejada una reducción de consumo, una reducción del crecimiento, y en estos tiempos en que nuestra “libertad” depende de nuestro consumo, ¿cómo convencernos de que el progreso es no consumir? Usted nos lleva de vuelta a las cavernas. Y ustedes nos llevan a la extinción. Y entre tanto disfrutemos de este verano tropical, de temperaturas elevadas y tormentas copiosas.

miércoles, 18 de julio de 2018

Acabáramos


¡¡ACABáramos!!

            Ayer les tocó a las huelguistas de Amazon, anteayer fueron los murcianos combativos, unos días antes los catalanes, y la lista se extiende desde Cabo de Gata a Fisterra, de Casas Viejas a la bahía de Pasajes. La policía, dicen, tortura y asesina, yo no digo nada que luego todo se sabe, pero si pienso algunas cosas. De entre todo lo que pienso, incluso, alguna vez sale algo razonable y razonado, e incluso a veces puedo tener razón. Quizá no sea el caso que nos ocupa, pero bueno, como no me lee nadie lo voy a dejar negro sobre blanco, yo no odio a las Fuerzas de Seguridad del Estado, solo quiero su disolución y entrega de armas. Lo del perdón se lo perdono que no soy creyente. Ale, ya lo he dicho.
           
              En este tema de las FSE tampoco hay consenso social. No iba a ser menos. Las hay, personas, que creen que son imprescindibles, que están mal pagadas y que hay que honrarlas. Hay otras que defienden que son necesarias, pero que bueno, que el modelo actual tiene problemas y hay que solucionarlos. Por supuesto también hay quien dice que éstas no, pero las mías sí. Así, sin cuestionar modelos ni nada, simplemente que cambie el dueño. Yo soy de los que piensan que (Así, en plural, que entre 7000 millones de personas habrá alguien más que piense como yo) las FSE no son necesarias y además son una carga social.

-¿Pero cómo se le ocurre? ¿Usted quiere el caos, la anarquía?

Sí, quiero la anarquía, pero no el caos. La cuestión es que si el Código Civil está pensado para proteger el bien privado de los ricos,  el Código Penal está dirigido a castigar a quien ataca el bien privado de los ricos, y encima, quienes han de exigir el cumplimiento de los códigos anteriores son asalariados de quienes redactan los códigos, pues vamos jodidos. En mi humilde y nada docta opinión, la responsabilidad sobre la convivencia social (Que es de lo que trata toda esta vaina, de convivir porque el ser humano no es capaz de subsistir en soledad) ha de recaer en todos y cada uno de los seres humanos que componen dicha sociedad. Todos somos responsables de nuestros actos, y todas deberíamos ser responsables de advertir al resto cuando sus actos no están acordes con las normas de convivencia. (Nótese que hablo de normas y no de leyes, y sí, la anarquía requiere normas)

¿Quiere decir lo anterior que no deben existir Fuerzas de Seguridad? Sí y no. No se trata que todas las personas sean policías 24 horas al día al más puro sueño húmedo fascista, con chivatos apostados en cada esquina. Sino, algo al más puro estilo de la “democracia ateniense”, en el que toda persona pueda estar hoy bajo la porra y mañana con la porra en la mano. Una suerte de “mili” policial.

Se lo desarrollaría mucho más, pero ¿para qué? Seguro que si le interesa usted reflexionará sobre ello mejor que yo mismo, si no le interesa lo habrá olvidado mañana y si lo que quiere es descalificarme podrá, sin ningún problema, imaginarse “el jardín del Caos” cuán Bosco renacido, lleno de porras, bocachas, uniformes, venganzas y sangre, mucha sangre. Sinceramente, me importa más bien poco. Lo que tengo claro es que con este modelo siempre corremos los mismos, y otros viven en la impunidad.