lunes, 28 de septiembre de 2015

El que marque gana

EL QUE MARQUE GANA

            A estas horas quien más quien menos ya estará hastiado de sesudos análisis político-sentimentales sobre las elecciones/plebiscito catalán. Todo el mundo arrimando el ascua a su sardina y alejándola de la de los demás. YO gano, tu pierdes. España y su incapacidad para negociar en cualquier ámbito. Siempre vencedores y vencidos. Hasta en sus derrotas son capaces de vencer y vender victoria en hundir los barcos que desertizaron Almería. El Glorioso Ejército Español nunca retrocede, da la vuelta y continúa avanzando. Y así nos va, encallados siempre en la misma playa. ¿Subes o bajas? Depende.

            España es la negación suprema, nada ocurre bajo su bandera, nadie se independiza de su manto. Así seguimos anclados en el Imperio donde no se pone el Sol. Viviendo semejante ilusión es normal que aún se crean Metropoli y se permitan dar lecciones a las Repúblicas libres otrora colonias. -¿Por qué no te callas?- Le espetó el Sr. Feudal con ínfulas de Imperator a un digno mandatario, y la platea se vino arriba. Pero España es exigente con los demás, exige autocrítica, exige perdón, exige lo que no da. Jamás pararse a pensar debería suplir al Non Plus Ultra imperial, ninguna otra Metropoli ha roto las relaciones con sus antiguas colonias de peor forma, sin reconocimiento, sin disculpas, sin nada. Y con estos mimbres traten de hacer un cesto.

            Analizar con seriedad, no ya los resultados de las elecciones en Catalunya, sino simplemente la situación en la que se encuentra la sociedad es una quimera para quien no contempla más allá de la punta de sus zapatos y desconoce de que color es la suela de los mismos con la que está aplastando la voluntad de miles, millones de personas. España encerrada en su laberinto del que han tapiado la única puerta de salida, y pretenden que salgamos sin romper algún muro, y sin hacer daño al Minotauro.

            España niega y negará el crecimiento del independentismo en Catalunya por mucho que las pruebas sean evidentes. Es su sino, lo que no se ve no existe, aunque no lo veas porque estás mirando en la dirección equivocada y la presa a tu espalda esté a punto de desbordar. Por eso no aprueba un referéndum, algo tan sencillo como un SI/NO/abs, y por eso cambia las reglas del juego según le convenga con tal de poder hacer una lectura positiva del partido. Eso ha ocurrido con las elecciones de ayer en Catalunya. Y eso ocurrirá una y otra vez. Avanzar en círculos para no llegar a ningún lado. Ya se cansarán, piensan, y no contemplan otra opción.

            España se comporta como ese niño que, cuando ya ha perdido, grita desesperado aquello de el que marque gana, confiando en un gol postrero que conjugue el 13-1 actual. De forma que no se aceptó la convocatoria de un referéndum, tampoco se admitió que las elecciones de ayer tuvieran carácter plebiscitario, sin embargo, a toro pasado, y viendo los resultados se agarran a lo que les interesa, que si los votos, o lo mejor, las elecciones no pueden ser vinculantes, habría que convocar un referéndum, el mismo que no se deja convocar. Y seguimos avanzando en el círculo. Por supuesto, si la mayoría absoluta en escaños decide salir de ese círculo, no lo duden, España ondeará su Estado de Derecho, ese del que ellos ponen las medidas y cuyo derecho solo contempla una realidad, la suya.

            Hoy casi todo el mundo está contento. Las fuerzas favorables a la independencia porque disponen de una mayoría absoluta cómoda. Los partidos unionistas porque en su sueño imperial han ganado en votos, aunque esos votos solo les permitan ser minoría por unas leyes que, no lo olviden, ellos crearon. Pero todos no son felices, hay una fuerza política cuyo baño de realidad no debiera dejarla indiferente. PODEMOS ha fagotizado a ICV y se ha hundido, la suma de dos en este caso ha dado -2. En el dibujo general, como en su campaña, se han quedado en tierra de nadie, y ahora les colocan junto a quienes dice combatir, junto a C´s, PP y PSC, en el frente del NO. Pero sobre todo, y van tres, el baño de realidad les descarta para liderar cualquier cambio en una España que no cambia. Lo fiaron todo a prometer que ellos y ellas iban a cambiar España y que con ellos y ellas se abrirían las puertas de la negociación.


            No sé si eran creíbles pero como he dicho, a día de hoy y con diciembre en el horizonte no son alternativa real a nada. El optimismo es importante, pero cuando ese optimismo está tan alejado del suelo solo demuestra que son parte de un Estado que hace siglos perdió pie y viven una fantasía lisérgica. Cualquier cambio en el Estado pasará irremediablemente con el entendimiento con las fuerzas políticas periféricas y para ello no les queda otra que negociar, no les quedará otra que el reconocimiento de las diferentes de realidades pero eso requiere reflexión, un giro de timón y sobre todo, un poco de modestia que les permita ver que ni América estaba desierta cuando llegaron los españoles, ni la política del pueblo era un erial antes de su nacimiento.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Nación foral

LA NACIÓN FORAL

            No es novedoso que el PNV aproveche que el Debate de Política General del Parlamento queda cerca de su Alderdi Eguna para lanzar alguna proclama en clave ¿nacionalista? Y así poder justificar el inmenso despliegue de Ikurriña por las campas de Foronda y algunos tímidos gritos de Independentzia surgidos de sus bases. Nuevos status y reformas del Estatuto han sido siempre palabras huecas en el discurso de los JELtzales. Nada nuevo bajo el sol. Si hablamos de la hipocresía del PP cuando ataca el divorcio, el derecho al aborto, o el matrimonio gay mientras se divorcian, abortan o acuden en masa a la boda de Maroto, qué decir del PNV que nos venden un partido social mientras hacen políticas neoliberales, o que incluso nos hablan de laicidad mientras mantienen a Dios en su nombre. Dios y leyes viejas. Los Jeltzales son expertos en vender humo, pero la oferta de ayer del hombre gris de Durango roza el esperpento.

            Lo primero que pensé al escuchar al Lehendakari hablando de Nación Foral es que tal esperpento no podía salir de la boca de un partido nacionalista y más aún cuando pretende vender que ello nos traerá mayor autogobierno. “...ha llegado el momento de que Euskadi y el Estado se entiendan desde el reconocimiento mutuo...” Egibar dixit. Y lo dicen sin despeinarse. (No sean malos, no todos están calvos) Pero también el Lehendakari habló de la necesidad del reconocimiento de tú a tú entre Euskadi y España, algo que no es posible desde una visión Foral. Quizás sea que el desconocimiento de los Fueros se haya establecido para quedarse.

            El Fuero es una figura heredada del feudalismo por la que se negociaban derechos a cambio de la jura de vasallaje, o dicho de otra forma, afirmar que Euskadi es una Nación Foral reconocería el vasallaje al Estado tal y como en la actualidad lo hace ser una Comunidad Foral. No habría trato de igualdad entre las partes sino que la foralidad pendería siempre del deseo del Estado de mantener o no esos fueros ya que él es el único que puede otorgar o derogar el derecho a Fuero. ¿Qué aporta de novedad la oferta del PNV? No voy a negar que un hipotético cambio de la nominación, autonomía por nación, pueda resultar atractivo por lo que de reconocimiento de singularidad tendría, también es posible que ese reconocimiento trajera el cumplimiento integro del Estatuto, cosa que está por ver ya que también podía haberse cumplimentado en los últimos 40 años, que tiempo han tenido, pero al mismo tiempo, serviría como reafirmación de ese vasallaje, reconocer nuestros fueros es reconocer  al Estado como Señor y a EH como vasallo. Por tanto, la oferta supernovedosa del PNV lo que nos viene a decir es que el Partido de Dios y las leyes viejunas por fin deja claro que la independencia no es un objetivo para él y que lo que desean es un amejoramiento de los fueros, ser el vasallo mejor tratado por el Rey, ser el partido regionalista que mejores réditos saca al vasallaje, pero sin aspirar a abandonar el redil ni las tierras del Señor, unidos en lo universal per secula seculorum,


Hala bedi.

lunes, 14 de septiembre de 2015

La Boda

LA BODA

            La coherencia está sobrevalorada, eso es algo que siempre he mantenido y mantendré. Por supuesto que creo que es un valor a preservar, aunque la defensa a ultranza de la misma nos lleva irremediablemente al dogmatismo. Por tanto, como con cualquier otro condimento de la vida, hay que saber conjugar la dosis justa para que el plato tenga buen sabor y sea digerible. Y es que, si defender la coherencia hasta el extremo nos lleva al dogmatismo, no tener ningún tipo de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace nos convierte en veletas sin criterio ni sensatez. Sin embargo, hay que diferenciar la incoherencia con la hipocresía. Ésta última es la que guía los pasos de la mayoría de los políticos del Partido Popular, partido hipócrita dónde los haya.

            Hipocresía; Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. (definición de la RAE) En base a esta definición estoy convencido de que todos y todas las que leáis este post podréis sacar mil y un ejemplo de esos fingimientos constantes. Sin duda uno de los mejores, y con mejor puesta en escena fue ver a la Señora Cospedal, kufiyya al cuello, diciendo que el Partido Popular era el Partido de los trabajadores. (Si esto fuera un documento audiovisual aquí es donde entrarían las risas enlatadas) El Partido que ha atacado y casi destruido todos los derechos de la clase trabajadora se declara único defensor de los mismos. Un oxímoron más, recurso literario ineludible para ser un buen hipócrita, y el PP lo domina a la perfección. Sin embargo los miembros de este Partido alcanzan el sumun de la hipocresía cuando sus ideales políticos se entremezclan con una suerte de moralidad judeo-cristiana selectiva.

            Selectiva sí, porque si bien es cierto que esa moralidad está muy presente cuando legislan temas como el derecho sobre su cuerpo de las mujeres, o sobre la defensa de la familia de tradición judeo-cristiana, no existe tal moralidad para legislar sobre el lucro individual y la usura tan presente en el Nuevo Testamento, y por supuesto, moralidad que desaparece totalmente cuando el tema es la venta de armas o el intervencionismo militar. Pero cómo habrás deducido este post no va de estos casos, sino de aquellos que están imbuidos  de mucha moralidad.

            Todas somos conscientes de que, mientras sus asociaciones pro-vida claman contra el aborto, o ellos mismos legislan contra ese derecho, sus propias hijas, esposas y compañeras han abortado, del mismo modo que se opusieron al divorcio y el Señor Cascos ya va por el tercero. E igual ocurre con el matrimonio entre personas del mismo sexo. Mientras claman contra él, mientras presentan recursos ante el Constitucional, este viernes en Gasteiz el ex-alcalde mediático y actual tándem xenófobo-festivo junto a Albiol, el Señor Maroto, se casa. Zorionak Alkate ohia!! Se casa gracias a una Ley contra la que su Partido se ha mostrado y se muestra beligerante. Y por si esto no fuera poco, su compañero de Partido y también gay, el Sr. Oyarzabal se ofende si se le pregunta por la opinión de sus partenaires populares. Así es la hipocresía.

            Pero la boda de Maroto no es sólo una muestra más de esa hipocresía, sino que además sirve para seguir engordando el ego ya de por sí inflado de nuestro ex-alcalde. Una boda de un ciudadano más que no debiera ser noticia más allá de un pequeño apartado en la sección de Sociedad de los periódicos locales se ha convertido en tema de conversación y tertulia en muchos rincones, no ya de Araba, o Euskadi, sino en todo el Estado. La boda del año sin duda. Boda que incluso modifica las normativas municipales para permitir al ex-edil casarse un viernes por la tarde, un privilegio que ningún otro ni otra gasteiztarra puede disfrutar, pero claro, él es Maroto, azote de infieles y el yerno favorito de las madres del PP

martes, 8 de septiembre de 2015

Mafias

MAFIAS
LE VOY A HACER UNA OFERTA QUE NO PODRÁ RECHAZAR

            Seguro que, quien más quien menos, al leer este subtítulo os habrá llegado a la cabeza un flash con una habitación en penumbra, donde leves rayos de luz se cuelan por las láminas de la persiana del ventanal del despacho donde Marlon Brando acaricia a un gato de forma distraída mientras habla con Bonasera, el enterrador. Esa imagen, junto a la cara-cortada de Robert de Niro interpretando a Al Capone, o Lucky Luciano, o tantos otros son los estereotipos holywoodienses que a todas nos vienen cuando alguien pronuncia la palabra Mafia. Sin embargo, con el paso de los años, esta palabra que en un inicio utilizaba la Cosa Nostra siciliana para autodenominar a sus miembros (mafiosos, hombres de honor) apenas es utilizada en la actualidad para hablar de aquellos Padrinos sicilianos y sus homólogos italo-americanos, sin embargo la palabra Mafia nos llega a diario desde prensa, radio, y televisión para describir las más diversas actividades “delictivas”.

            Todas escuchamos hablar de mafias de la prostitución, mafias que tratan con la migración, y ahora, sin ir más lejos, mafias que se lucran con los refugiados que huyen de las diferentes guerras. Todo son mafias. Así nos lo venden porque esa imagen es útil a sus fines. Saben que, irremediablemente, cuando una persona escucha la palabra mafia rápidamente su imaginativa mente volará a una calle de Chicago, a un Chrysler Imperial recorriendo los charcos que reflejan la mortecina luz de las farolas, mientras un hombre de traje italiano y sombrero panamá ametralla un local. La mafia es, en el imaginario colectivo, la cúspide de la pirámide delictiva. Nada hay peor que catalogar a alguien de mafioso. (el terrorismo entra en el ámbito político y no tanto en el delictivo, por aclarar)

            Sin embargo la Mafia, o mejor dicho, para poder catalogar a un grupo como mafioso se debieran tener en cuenta que primero debe demostrarse que se trata de crimen organizado, es decir, debería poseer una estructura orgánica más allá de la mera organizativa para la ejecución del crimen. Esa estructura, generalmente piramidal, debiera controlar las actividades de sus miembros, así como gestionar los desencuentros entre estos. Los grupos que podríamos catalogar como mafiosos rara vez se especializan en una sola actividad, y mezclan los negocios legales con aquellos que están fuera de la ley. Y sobre todo, y lo que diferencia a la Mafia de cualquier otro tipo de delincuencia es el sentimiento de pertenencia a dicha Mafia.

            Si bien es cierto que Mafia sólo hay una, y esa es la Mafia siciliana y sus herederos italo-americanos, por modelo y forma de organización delictiva podríamos aceptar que se utilice el término para hablar de otro tipo de organizaciones que, si bien con muchos matices, podrían aproximarse e incluso copiar el funcionamiento de ésta, hablamos del crimen organizado ruso, quizás de la Yakuza nipona, o la Triáda china, sin embargo, utilizar este término para hablar de quienes transportan inmigrantes y/o refugiados para colarlos a través de las fronteras parece sin duda tener un objetivo más perverso. Cómo he dicho antes, buscar la perversión de un drama humano y eliminar cualquier posible tentación de empatía.

            Así, de ese modo, abogar por dar soluciones a los movimientos migratorios de las personas pareciera que es fortalecer y ayudar a esos mafiosos trajeados a hacer dinero, a lucrarse de las desgracias ajenas. Nos descarga de buena parte del sentimiento de responsabilidad y se la cargamos a los hombres de sombrero Panamá. No es tú responsabilidad, la culpa es de esas personas que se han dejado embaucar por las mafias que les prometen un futuro mejor a cambio de sus ahorros. Nada tiene que ver que hayamos empobrecido sus tierras y arrasado sus pueblos y no les hallamos dejado otra alternativa que dejar atrás todo cuanto tenían, tierra, familia, amigos. Y desde luego no son nuestras películas, documentales, y noticieros los que les venden lugares idílicos que solo descubrirán de su inexistencia cuando alcancen nuestras costas. Vienen engañados por las mafias, no lo olvides, y hay que terminar con esas mafias y para eso, bombardearemos Siria, hundiremos los barcos de pesca de Libia, Egipto o Argelia, y aumentaremos el tamaño de nuestras alambradas.


            Pero puestos a hablar de Mafias, o sistemas mafiosos, en España sobran ejemplos. Grupos con grandes cuotas de poder, con organizaciones piramidales de gran tamaño, jugando entre la legalidad y la ilegalidad y lucrándose con esos negocios. Uno de esos Capi cayó ayer mismo y le condenaron a 5 años de cárcel. Un personaje catalogado hasta hace bien poco como Prócer de la sociedad, cuyos consejos eran escuchados y atendidos por el poder, un Padrino que se permitía dar lecciones a la sociedad en general desde altas tribunas “Para salir de la crisis hay que trabajar más y cobrar menos” decía. O ese otro que llevaba las cuentas de un Partido el cual lleva financiándose ilegalmente desde su fundación. Un Partido a través del cual se han lucrado decenas, cientos de personas, y cuyas actuaciones ilegales, chanchullos y estafas conocemos por decenas. Sin embargo, aunque en ambos casos están más que demostradas todas esas relaciones, está demostrada la existencia de una organización creada con fines criminales, esté demostrada la existencia de una jerarquización y todas y cada una de las características se cumplan, en estos casos no oiremos hablar de mafias sino de manzanas podridas, de delincuentes aislados. Es lo que hay, un caso más de neolengua, circulen nada que ver aquí.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

LOS DAÑOS COLATERALES DE TU SISTEMA

La guerra siempre ha sido el negocio perfecto para el capital, el mejor revulsivo económico, y mejor si ésta se desarrolla lejos de nuestras fronteras, allí donde la sangre no estropee sus trajes de Armani o sus vestidos de Dior. La guerra es un mal necesario en el argot económico, porque la guerra lo tiene todo para los grandes “emprendedores”. De las guerras han surgido las más grandes fortunas, los mayores emporios. De modo que no se escandalicen si digo que la guerra es el mayor progreso de la humanidad, es el fin en sí misma. Y ahora háganse cruces, oféndanse, trátenme de loco, y justifiquen cada uno de los miles de asesinatos diarios ocurridos en alguna de las decenas de guerras actuales. Digan que son por la seguridad, por el bienestar, por la democracia, o la mejor de todas, por la paz. Díganselo y váyanse a dormir tranquilos, no sin antes sentir lástima por las últimas imágenes de miles de personas huyendo de la miseria y el terror. Pero duerma tranquilo, ellos y ellas no llamarán a su puerta, para eso están las vallas, los espinos, las balas, y los medios de comunicación que en breve considerarán que esas imágenes ya no son noticia y usted podrá seguir viendo el futbol y tele5 sin interrupción.

            La guerra, o mejor dicho los previos a la declaración, genera inestabilidad económica, y a río revuelto... Las empresas armamentísticas necesitan bancos de prueba y colocar sus productos. Las reconstrucciones alimentarán a las industrias de los vencedores y habrá Bienvenidos Mr.Marshall recibiendo a las grandes multinacionales. Se regulará la población, y si la zona era emergente, o simplemente no comulgaba con nosotros mejor inestabilizado que en paz. Todo son ventajas, sin duda. La guerra es el mercado, y el mercado es guerra. Pero como hay sangre y la sangre no vende, a nadie se le ocurre tener un Ministerio de la Guerra, eso es de un tiempo pasado, cuando éramos bárbaros, ahora nuestros gloriosos ejércitos  son Hermanitas de la Caridad, matan por amor.

            De los motivos que las desencadenan ya lo he comentado, que si reinstaurar la democracia, que si defender la paz ante los violentos, que si la seguridad, todo en regla. Nadie reconocerá oficialmente otras razones, económicas, geo-estratégicas, la razón de una guerra siempre es Santa aunque el Dios que pide el sacrificio en realidad se llame Dolar, Euro o Rublo.

            Sin embargo la guerra no es limpia, ese es su problema, por mucho ambientador que utilicemos siempre nos llega el hedor de la sangre, de los muertos, y si por desgracia nuestro cálculo no ha sido todo lo correcto que esperábamos y la frontera no está tan lejos cómo pensábamos, entonces llegarán a nuestras puertas ríos de personas expulsadas de sus hogares, de sus trabajos, de sus pueblos, de sus familias, sin nada en los bolsillos salvo el polvo del camino y el dolor, dolor inhumano que sólo ellos y ellas conocen de verdad. Y esos ríos nos molestan, aunque claro, tampoco tanto cómo aseguramos. Hasta en eso somos hipócritas, porque de ese dolor y sufrimiento también sabrá sacar beneficio el Capital, mano de obra barata, asustada y necesitada.


            La guerra es por tanto el Sistema, el Sistema es una gran guerra y por eso, porque ya hace tiempo que lo he comprendido tarareo a Evaristo “las guerras que no provoco/ya no me provocan nada/ que somos de clase baja/pero no, gilipollas” Hace tiempo que no voy de Miss Universo, y no pido la paz en el mundo, exijo el fin del Sistema, lucho contra el mismo porque sólo habrá paz cuando la guerra no sea EL negocio, cuando el negocio no sea lo que mueva el mundo, cuando por fin seamos conscientes de que eso que llamamos progreso no es sino guerra y saqueo para tener el último móvil o el vehículo más rápido. Mientras esto sea así, las clases bajas sólo seremos daños colaterales de sus negocios.