jueves, 17 de enero de 2019

Terraplanistas


TERRAPLANISTAS

            Se comenta que un grupo de terraplanistas pretenden alquilar/comprar/botar un barco para alcanzar el gran muro de hielo que circunscribe este platillo de lentejas que dicen es la Tierra. Las chanzas de quienes aseguran científicamente y con vehemencia que la tierra es un gran balón, como atestigua el gusto humano por las pelotas de toda índole, no se han hecho esperar.
            ¿Que quién tienen razón?  Pues hombre, yo se lo dejo a usted, elija, a mi sinceramente me da igual. Si giramos, o no giramos, si nos volteamos o no, me da igual. Preferiría, por aquello del romanticismo, pensar que hubiera un hombre sosteniendo el orbe, pero bueno, será que en la calle llueve y las gotas golpean mis cristales.
            Y sí, me da igual, que no significa que no confíe en la ciencia, al contrario, pero no le veo la influencia de que la Tierra sea plana o esférica tiene en que el fascismo siga creciendo, en que las crisis económicas se solapen, en que recorten mis derechos… etc. Lo que sí deja claro el terraplanismo es la capacidad humana para creer en seres mitológicos, invisibles e imaginarios de los que no hay, ni habrá pruebas, y no creemos, o no queremos creer cuando nos ponen las pruebas delante de los ojos. ¿Dónde está la crisis? ¡Que yo la vea! Pero no me toque usted a los Reyes Magos, ni coloque un diablillo en el acueducto segoviano.
            Y nada, que con estos mimbres hay que hacer un cesto. Cuéntenme ustedes milongas, o mejor cántenmelas, sobre hacer pedagogía con no sé quién. Háblenme de la necesidad de razonar, de argumentar, y por cada argumento que ustedes me den yo les leo un pasaje de la Biblia o el Corán y les recuerdo la cifra de personas que creen en ello. Sí, hoy llueve, y aunque la ciencia dice que no tiene relación, yo estoy melancólico y de bajón.
            Dicho todo lo anterior a mí me gustaría que la tierra fuera plana, y que el sol fuera una farola, para soñar con romperla de una pedrá. Observar la mano que cambia la bombilla. Saberme en un Show de Truman mundial, y disfrutar sin responsabilidad. Qué paz, qué tranquilidad pensar que está en otras manos la decisión, sea Dios o un Caudillo, yo callar y acatar. Contra eso quítenme la ciencia y la razón, yo solo quiero cantar Gol. Y ya está, un desahogo más.