jueves, 18 de mayo de 2017

Follad todas revueltas

FOLLAD TODAS REVUELTAS

Ayer fue 17 de mayo. Una fecha muy importante en mi vida que, sólo por casualidad, coincide con el día contra la LGTBIfobia. Os puedo asegurar que para mí, que siempre me ha importado más bien poco como organiza o desorganiza su vida el resto de la humanidad, se me hace muy cuesta arriba entender que alguien pueda discriminar, menospreciar, atacar a otra persona por su forma de relacionarse con otras. Por su manera de amar, besar, desear, follar. Allá cada uno y su cadaunada. Será por eso que cuando se acercan estas fechas que ponen en solfa el modelo hetero-patriarcal en el que vivo y del que soy parte y sustento, ya sea el 8 de marzo, el 25 de noviembre, 28 de junio, este 17 de mayo u otras, lo que más me enerva son las reacciones absurdas de quienes buscan perpetuar este absurdo modelo social. Porque absurdo es escuchar al macho de turno reivindicar el “día del hombre” todos los 8 de marzo, hablar de la inmensa lacra social de las denuncias falsas en el mes de noviembre, o, esta me encanta, hablar de la dictadura de género, del género gilipollas que hoy no estoy para lo políticamente correcto.

Hoy escribo este post espoleado por algunas de esas conversaciones, y comentarios absurdos en redes sociales que tuve que engullir ayer. Lo hago desde las vísceras, así que quizás en algún momento me meta en un fangal, pero sin llegar al nivel de ilustres machirulos revertianos y mejides, espero. El caso es que ayer los grupos municipales de la ciudad donde resido aprobaron una declaración institucional cuyo titular venía a ser “por una ciudad donde la heterosexualidad no sea la norma” y claro, pues tuvieron que salir los y las de siempre con sus perogrulladas de cena de nochebuena. “Tenía que ocurrir, ahora lo normal será ser marica o bollera” Dios, perdónales porque yo no puedo.

No tengo tiempo, ni ganas, y tampoco capacidad para daros una master-class sobre el tema. Si tenéis interés seguro que encontráis material, personas y asociaciones que os podrán iluminar mucho mejor que yo sobre el tema. Yo al contrario, voy a intentar romperos aún más los esquemas. ¡La heterosexualidad es un mito! Y la homosexualidad. Y la bisexualidad. Y la asexualidad no digamos. En realidad todo se resume a que somos animales sociales que nos relacionamos con otros animales de nuestra especie de muy diversas maneras, y somos seres sexuales y sexuados. Somos tan diversos en nuestras relaciones como lo somos en nuestros gustos con el café. Sólo, cortado, con leche, sin leche, con un terrón de azúcar, con dos de moreno, sobre tu ombligo.

Fíjate como van creciendo las siglas, lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y más (LGTBI+) Matices, diferencias, debates, y opresiones, mucha opresión contra las ¿minorías? Sí, claro, porque lo “normal” es ser heterosexual. ¡Y una mierda! Ay, si el sexo no se mantuviera clandestino, si tuviéramos una cámara en cada alcoba, si no viésemos asesinatos en prime time y follásemos en la oficina. Cuántas “pajillas sin mariconadas”. Cuantos tríos. Cuantos “machos” probando el strap-on de su pareja. Cuantos “bi-curiosos” Cuantas ventas por catálogo de lencería femenina. Porque sí, porque la norma no es la heterosexualidad, porque la heterosexualidad es la norma, la ley que nos han impuesto. Al margen de la ley, te perseguimos, o te tachamos de rarita y con buena voluntad te permitimos vivir, incluso te reconocemos derechos. Equipárate a nosotros, los puros y buenos heteros, no nos hagas dudar, no nos hagas creer que la norma es la diversidad. No nos hagas dudar de la heterosexualidad.


Deconstruyámonos para empoderarnos, para vivir. Por mi parte te aseguro que me la sudan tus gustos, tus deseos. Haz lo que quieras que te haga feliz, y déjame ser feliz con los míos. Si eres de misionero con luz apagada, o llevas cilicio en el trabajo, allá tú. Ahora bien, mientras tu intolerancia la paguemos los demás, juro y perjuro que te combatiré, no por odio, sólo por amor, amor a mi libertad.

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