lunes, 16 de abril de 2018

El Cristo


EL CRISTO

Siglo XXI, año 2018, Araba, las dos principales instituciones del Territorio han decidido sufragar un Cristo policromado para la Catedral de la Ciudad. El autor, Antonio López. Podría hablar de laicismo institucional. Podría hablar de prioridades culturales. Podría hablar de simbologías. Pero no, voy a hablar únicamente de propiedad.

Mi dinero, ese que pago con mis impuestos, es lógico, o debiera serlo, que se destine al bien común y no vaya a sufragar a instituciones privadas. Sí, ya sé que peco de ingenuo, que cada año nuestras instituciones públicas derivan miles de millones de €uros a la empresa privada, sea con ayudas, subvenciones, concertaciones, contratos y subcontratos, pero eso no hace que ésta última tontería no tenga su gravedad.

Cómo he dicho, no quiero entrar a discutir en este post si una institución pública de un Estado que se define aconfesional, puede o debe financiar una obra de arte religiosa. La cuestión es si una institución pública puede o debe financiar una obra de arte que será de propiedad privada. Porque ahí está la cuestión. El Ayuntamiento de Gasteiz y la Diputación Foral van a financiar una escultura que colgará dentro de un edificio privado, propiedad de una institución religiosa, y cuya propiedad será de esa institución, y claro, es imposible no pensar en qué pasaría si todas las personas de Araba decidieran poner una obra de arte de primer nivel en el salón de su casa, aunque tengan que abrir las puertas de la misma en las horas de culto, que en mi domicilio pueden ser las horas de siesta. ¿Me pagarían las instituciones la compra de dicha obra de arte?

Sinceramente, no tendría nada que decir, si la compra de dicha obra la hicieran para instalarla en alguno de los museos públicos del territorio. Me guste más o menos la temática de la misma, no sería yo quien lo juzgara, y sé que por ahí van a ir las instituciones alavesas cuando defiendan dicha compra. A quienes nos posicionamos en contra de la misma nos tratarán de desacreditar hablándonos de nuestro odio a las religiones, o de nuestra ignorancia artística, pero no, la cuestión es más simple y sencilla. La cuestión es que el Cristo de Antonio López lo vamos a pagar Tirios y Troyanos, pero sólo será propiedad del Vaticano, ese que tampoco paga impuestos, ese al que se le cede suelo, edificios, salarios de curas, obispos, a ese que se le mantienen sus templos de forma gratuita, y ahora también, les compramos sus obras de arte.

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