miércoles, 25 de abril de 2018

Dos botes de crema


DOS BOTES DE CREMA

Levantarse dos botes de crema de un supermercado es un hurto. Cómo aquellos casetes que sacábamos de Galerías Preciados en nuestra adolescencia. Cómo aquellas tabletas de chocolate. Para muchas personas eso eran chiquilladas de adolescencia. Lo de Cristina Cifuentes tiene el agravante de que no era una adolescente sin dinero, sino un cargo público con un sueldo legal más que alto. Sin embargo, aún con ese agravante, no deja de ser un hurto.

El reino medieval español nunca dejará de sorprenderme. Y es que si a Al Capone lo detuvieron por un delito fiscal, y no por ser el máximo capo mafioso, con decenas de homicidios a sus espaldas, a la Cifuentes, metida en mil fregados de corrupción, parece ser que dos botes de crema hurtados en Eroski pueden ser su final político. Cosas veredes.

Aunque quizá sea que visto desde provincias y por un provinciano, no soy capaz de visualizar la gravedad del hecho. Quizá lo que moleste es que haya sido en Eroski. ¿Qué hacía un alto cargo del PP comprando, o hurtando, en un supermercado de una Cooperativa a la que acusan de ser poco menos que el diablo? Aunque claro, lo lógico sería que la aplaudieran, porque quien sabe, igual su hurto se enmarcaba en algún plan maquiavélico (Qué mala prensa tiene este hombre) para socavar la economía de la cooperativa. Pero no, parece que este hurto va a significar su cese fulminante.

Pero recuperando la seriedad, o al menos parte. Que Cifuentes dimita por estos dos botes de crema es contraproducente para dar seriedad a la lucha contra la corrupción. Así mismo, que desde la izquierda se alegren, y se hagan chanzas no es una buena noticia.

-Por un lado, ya veo al PP sacando pecho; ¡Somos un partido transparente! ¡El único partido que no permite ni un desliz, ni un simple hurto, a sus cargos!
Rite, rite, pero lo importante no se mueve.

-Por otro, el hecho de que un hurto menor provoque mayor repercusión que un robo y el latrocinio continuado del erario público, no hace sino socavar la credibilidad de las instituciones.
Ea, bah, pero dimite, estamos más cerca del Palacio de Invierno.

Pues fale, pues m´alegro. Cristina Cifuentes se irá del Partido por un par de cremas y, si algún día se demuestra que está cubierta de podredumbre corrupta, el PP podrá decir que “esa señora de la que usted me habla” ya no está en el Partido. Así que no, no me alegro que dimita por dos simples cremas, y tampoco me hace ninguna gracia.  

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