lunes, 12 de septiembre de 2016

Margallo; ese gran Hi...mpresentable

MARGALLO; ESE GRAN HI...MPRESENTABLE
            
          Dice el refranero popular que de todo se sale menos de la muerte, y hemos tenido que esperar a este sábado, para, en un mitin del Partido Popular en el País Vasco, enterarnos que no, que lo único que es irreversible en esta vida es la fragmentación de És-paña. (Léase tal cual se escribe) Ha tenido que ser un Ministro del Partido Popular quien defeque en la memoria de las víctimas, esas que nunca tienen empacho en utilizar con fines políticos. Pero, ¿Quién si no? Porque si esa misma frase la pronuncia el Señor Otegi imagínense las consecuencias. Incluso si se me ocurriera a mí, seguramente, aun siendo un nadie, el viaje al nuevo TOP estaría asegurado.
            Dijo el ínclito que un ataque terrorista se supera pero la división de És-paña es irreversible. Así, sin empacho ni nada, y de un plumazo nos dio la razón a todos cuantos hemos defendido que el problema para el Estado nunca fue el cómo sino el qué. De paso mostró su catadura moral que se esconde en un inframundo cercano a las cunetas. Y es que la cabra siempre tira al monte.
            Cada 11 de septiembre, y ante una nueva Diada, habla el Ministro de Exteriores (Reconociendo sin querer su propia derrota) y nos deja alguna perla, aunque esta vez el dueño del can debería recoger la mierda. No obstante, mucho me temo que simplemente nos la tendremos que comer y habrá suficientes palmeros esperando su turno para defenderle, incluso entre los defecados.
            Si algo se puede agradecer al Sr. Margallo ha sido la claridad de su declaración. No importa sobre cuanta sangre tenga que cimentarse la Unión de su España, nunca será suficiente. Desde hace siglos ese ha sido su lema, y así mandaban a pobres y desarropados a morir a Filipinas o Cuba, porque És-paña ya era indivisible entonces, aunque empezó a dividirse mucho antes. Orgullo patrio que ha sido santo y seña de rojo pendón con querencias necrófilas, así Santiago cierra És-paña y el Cid ganaba batallas siendo un cadáver.
            Asco, mucho asco, es lo que deberíamos sentir todas al saber que estos personajes nos gobiernan. Personajes sin corazón ni sentimientos que son capaces de negar un medicamento por razones económicas, y reírse de los muertos en pos de sus objetivos, ya sean del Metro de Valencia, del Alvia en Santiago, o del 11-M en Madrid. En el amor (a la patria) y en la guerra (contra todos) todo vale para esta gentuza.

            És-paña es indivisible como un número primo, y primos, muchos, son los que hay en esa És-paña que elección tras elección les vota y no los bota.

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