martes, 9 de febrero de 2016

si de mí dependiera

SI DE MÍ DEPENDIERA

         El xenófobo y clasista ex-alcalde de mi ciudad, actual portavoz auxiliar del Partido Popular, ese de los cien mil casos de corrupción, ha saltado como un resorte a aprovechar, como vil buitre sobre carroña, la incalificable agresión sexual de la noche del sábado de carnaval en Gasteiz y lanzar una de esas proclamas incendiarias que tanto le gustaban cuando gobernaba al sur del Zadorra.

            Huelga decir que los hechos acaecidos merecen toda la repulsa posible, y muestran una vez más que es urgente que la lucha contra el patriarcado y sus consecuencias se ponga en primer lugar en las agendas políticas y sociales. El machismo, por desgracia, no es propiedad ni exclusividad de un colectivo concreto, o sí, en realidad sí, el machismo y las agresiones machistas las ejercen hombres. Pero dudo que a todos los hombres nos guste que nos consideren agresores simplemente por ser hombres. Sin embargo, cuando el colectivo señalado no nos incluye, entonces es fácil generalizar y atacar. Esa es la gran aportación del Señor Maroto a Gasteiz.

            Aún así, hoy no me quiero centrar en lo que de xenófoba tiene la declaración del ínclito Maroto y sí en el final de su tweet que da título a este post. Si de mí dependiera es una frase que denota claramente lo que se esconde detrás de la fachada de este político. Si de mí dependiera es una posición de superioridad moral propia de quien cree que la democracia le sobra. Si de mí dependiera es claramente una frase que en sí misma es una declaración de intenciones, una declaración netamente fascista. Denme todo el poder y yo sabré solucionar todos sus problemas, porque si de mí dependiera yo sabría imponer el orden la paz y la justicia, la mía.


            Al Señor Maroto le sobran todos los que no son él. Le sobran policías y jueces que son quienes deben detener y juzgar a los agresores, porque si de él dependiera la justicia actuaría como él desease, y pruebas no nos faltan cuando vemos como funciona la justicia española a ordenes del Gobierno de Rajoy. Le sobran el restos de partidos que le estorban para gobernar y apostaron por el dialogo y la inclusión uniendo sus fuerzas para echarlo. Porque si de él dependiera seguiría gobernando a golpe de Decreto de Alcaldía, con soberbia y dedos acusadores. Sin embargo y por fortuna no depende de él, y depende de todos nosotros que gente como él, con ínfulas totalitarias, no vuelvan jamás a gobernarnos.

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