martes, 18 de octubre de 2016

En toda guerra se disparan balas

EN TODA GUERRA SE DISPARAN BALAS
           
           Vivo en el hartazgo continuo, lo siento. Entiendo que debería vivir la vida desde un lado más positivo. Optimista. Eso debería ser yo. Ver la botella medio llena, en lugar de ser consciente de que se está vaciando. Pero así soy yo, y es que no me ponéis fácil ser de otra forma. Y lo intento. Lo prometo. Pero de un tiempo a esta parte la vida me supera.
            Ahora está de moda el cuñamometro. Repartir carnets de cuñados se ha puesto de moda. Lo que en principio parecía una forma hasta inteligente de tomarse con humor el antiguo ToLoSismo, o sea, de TOLOSAbe, se está destapando como una nueva forma de elitismo, tan actual en estos tiempos. Parece que para opinar hay que tener un par de carreras, tres masters, y algún doctorado. Y no, no tengo nada en contra de las personas instruidas, al contrario, pero esto se nos está yendo de las manos.
            Ya no basta con tener que escuchar, día sí y día también, a los nuevos pijo-progres hablarnos de la generación más preparada de la historia que tiene que trabajar de camareros, como si atender una barra no fuera algo digno. Que digo yo, que estaría bien que los y las amables camareras les dijeran algo amable cuando les pidan una caña. No, ahora también tenemos que callarnos y escuchar sus sabias y únicas opiniones válidas.
            Pero vivimos tiempos convulsos, y para los que nunca hemos sido de batucadas y repartir flores nos resultan curiosas ciertas posiciones antimilitaristas más propias de la pubertad que de instruidos universitarios. Gente que ocupa embajadas rusas por los bombardeos en Alepo y no se atreven a hacer lo mismo con los USA. Incluso alaban la misma actuación en Mosul. Personas que ven la guerra como si se enfrentaran arcángeles contra demonios, blanco o negro, buenos y malos. Personas, colectivos de importante influencia social que se rasgan las vestiduras porque el ejército saudí utiliza armas “made in Spain” para masacras yemenís. Y yo me pregunto si todo esto es fruto de la inconciencia o de la más pura hipocresía.
            Las balas que tú fabricas pueden terminar en tu pecho de obrero, claro que sí. Las armas se fabrican para asesinar. Los ejércitos no son, ni pueden ser defensivos, no se disparan las balas para interceptar otras balas, se disparan para matar personas. Ningún pobre diablo gana una guerra muriendo por su patria sino haciendo que otro pobre diablo lo haga por la suya.
            No se trata por tanto de hacer declaraciones pueriles contra las guerras, sino de reconocer que toda guerra tiene unas razones y unas raíces contra las que hay que luchar. Y sobre todo que pocas guerras existen que sean hechas por las clases populares. Como decía Paul Valery “La guerra es una masacre entre personas que no se conocen para beneficio de personas que sí se conocen pero no se masacran entre sí”
            Es noble, claro que sí, querer acabar con las guerras, pero para ello sólo hay un camino, terminar con las desigualdades, acabar con el hambre y la pobreza, pero sin hipocresías, sin olvidar que para ello hay que terminar con la riqueza y sí, probablemente ello requiera una guerra. Hay que acabar con la cultura de la destrucción, de la muerte, de las escaladas militares, y más que exigir que dejen de venderse armas, lamento no escuchar voces cualificadas exigiendo que se valore más a una persona cuidadora que a un ingeniero que diseña prototipos militares. Quizás por ahí pudiéramos abrir brecha al sistema, y sí, seguramente requeriríamos una guerra. Porque nadie (o casi nadie) cede sus privilegios por las buenas.

            Ahora puedes hacerte cruces, llamarme violento, engañarte y vivir en la hipocresía, o puedes aceptar la realidad y pensar que tu sofá es trinchera, pero no para tu revolución florida sino para perpetuar el Sistema. Si no te mueves no sentirás las cadenas, pero no significa que no las tengas. Y no, no te las van a quitar de forma voluntaria. ¡Pero qué voy a saber yo, si sólo soy otro cuñado más! Si no tengo tus conocimientos, ni tus títulos. Quizás esté equivocado y sea cierto que con trompetas cayeron los muros de Jericó. 

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