ÁGORA, EL REMAKE ALAVES
La
Diputación Foral de Araba de boca de su Diputado General se sacó de la chistera
para este 2016 un proyecto de fuegos de artificio para la participación
económico-social-cultural a la cual, según los medios, no faltó nadie. ¿Seguro?
Quizás sí, quizás todos y todas las que recibieron la invitación acudieron a la
cita, sin embargo hubo ausencias importantes, muy importantes. Fíjense, el 51%
de la población alavesa son mujeres, y sin embargo el número de mujeres
presentes en el sarao no llegaba al 25% ni de lejos. No fueron invitados
colectivos feministas, ni colectivos LGTBI, podríamos decir, por tanto, y sin
temor a equivocarme, que las conclusiones que hayan salido o salgan irán
destinadas a una sociedad hetero-patriarcal y dudosamente inclusivas. Pero es
que ese no era el objetivo de Ágora, trabajar con una representación de la
sociedad alavesa, no, más bien, cómo titula El Correo, “Ágora reúne a la ÉLITE
alavesa...” Álava no la componen sólo los que ayer se reunieron en el Artium,
es más, la mayoría de la sociedad alavesa no está representada por esas
personas.
No
todo es negativo sin duda, incluso reconozco muchas virtudes en el proyecto,
quizá por ello creo que el problema no sea la herramienta sino quien la maneja.
En Araba, le guste o no a quién ostenta el poder, la mayoría de la población es
trabajadora por cuenta ajena (quien no está en paro), o falso autónomo, o
regenta un pequeño negocio familiar, y esa mayoría tampoco tenía voz ayer. Es
un insulto para la clase trabajadora alavesa que el señor Emilio Titos aparezca
como ponente en esta cita. Pero lo es aún más si tenemos que creernos que este
señor pueda ser ejemplo o modelo de algo. Recordemos que su puesto es el de
Director Gerente de una de las decenas de plantas que tiene la multinacional
alemana distribuidas por el mundo, que su capacidad de decisión y de innovación
está subyugada totalmente a lo que ordenen desde Stuttgart y al control que de
su trabajo realizan los mandos venidos desde allí. Es cómo si para hablarnos de
estrategia en el fútbol el ponente fuera el utillero del Fútbol Club Barcelona.
Hubiese sido mucho más interesante que ayer estuvieran representadas los y las
trabajadoras de su planta, para que expliquen cómo ha influido en su vida y en
sus relaciones sociales la implantación de la flexibilidad extrema. Incluso
sería más interesante conocer la opinión de los cientos de trabajadores de las
empresas auxiliares que también que tuvieron que asumir la flexibilidad de
Mercedes sin tener las compensaciones que recibe la plantilla de la matriz. Con
esto no quiero decir que cierre la puerta a la presencia del Señor Titos, sino
que estoy en contra de su preponderancia frente a otras opiniones.
Y
repito que es un proyecto que puede ser interesante, pero para ello tiene que
ser un espacio abierto, una plaza pública de libre acceso, y no un ámbito de
participación de carnet, clase y/o simpatías. Para poner “los cimientos de una
nueva Álava” no podemos hacerlo con el diseño de la vieja. No puede ser que la
“nueva Álava” la vuelva a diseñar la élite, anteayer noble, ayer militar, hoy
privilegiada, para que las hormigoneras, los encofrados y la construcción la
haga con su sudor y su sangre esa otra Álava, la que ayer no estaba en el
Artium.
En
definitiva, Ágora nace con un objetivo pretencioso, casi tan pretencioso como
su nombre, que nos retrotrae a las ciudades estado griegas, a aquellas plazas,
a aquellos espacios abiertos que eran centro del comercio, de la cultura y de
la política de la vida social de los griegos. Lugares a los que toda la
ciudadanía tenía acceso, todos salvo los esclavos, y quizás sea ese el
problema, que al igual que en la antigua Grecia los esclavos no tenían
consideración de ciudadano, igual es que ésta nueva Ágora está destinada a la
nueva acepción de ciudadanía que el poder nos impone. Un modelo de ciudadanía
con élites que merecen nuestro respeto y admiración puestos en un pedestal
mientras nosotras esperamos que sus decisiones nos iluminen. Lástima que
mientras esperan, sean demasiados los que escuchen cómo rugen sus tripas
vacías. Lástima que mientras la sala del
Artium estaba plagada de corbatas y barbas, la realidad de la pobreza y la
marginación tenga nombre de mujer. Lástima que mientras seguimos diseñando
Ágoras, las plazas estén vacías de niños, niñas, risas y charlas porque el
trabajo no está pensado para la vida. Y lástima, sobretodo, porque apenas había
propuestas críticas ayer, ni siquiera una mención a la necesidad de poner la
vida en el centro de Álava.
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