VIDA, CUIDADOS Y EMPLEO
En tiempo electoral, quien más quien menos, menta el
cambio. Los más lo hacen para referirse al cambio de gobierno, quítate tú y me
pongo yo, remarquemos matices y digamos que lo cambiamos todo para que todo
siga igual. Los menos hablan de cambiar el Modelo, el Sistema pero lo hacen
desde lo sectorial, desde un cambio económico, productivo y/o desarrollista,
sin embargo, pocas, muy pocas, son las
que cuestionan realmente las raíces del Sistema depredador en el que vivimos,
pocas las verdaderamente radicales por tanto. Y es que si queremos enfrentar al
Sistema, si realmente queremos vivir en un mundo diferente, en un mundo más
humano es imprescindible cambiar el principal paradigma, se trata de elegir, no
de votar, elegir una opción entre la dicotomía presentada; la vida o la
economía.
Poner
la vida en el centro no es sólo un lema bonito que cómo todos los buenos lemas,
la derecha sabrá apropiarse y utilizar cómo ha hecho con la sostenibilidad.
Poner la vida en el centro significa que todo, absolutamente todo debe partir
del concepto base del mantenimiento de la vida como el máximo valor a
preservar. En esa línea, desde un planteamiento de defensa de la vida como el
recurso máximo, el cuidado de la misma debiera ser apreciado y valorado desde
lo social, desde lo económico, e incluso desde lo productivo. No podemos, ni
nos podemos permitir dejar el cuidado en manos de la familia, en manos de la
voluntariedad y el amor, ese amor idealizado que sostiene al Sistema más
injusto, asesino y cruel cómo es el Patriarcado.
Vivimos
en un mundo en el que tiene mayor reconocimiento un hombre, blanco, de mediana
edad, poseedor de un holding armamentístico cuya fortuna se basa en la
destrucción, la guerra y el asesinato que esa mujer que cuida a sus hijos, a
los hijos y al padre del empresario asesino. Y no sólo es una cuestión de
dinero, es también y sobre todo de reconocimiento social, o acaso en la última
conversación de tu cuadrilla no has notado como a ese ingeniero que viaja a
China, a Emiratos Árabes, a Arabia Saudí para vender sus productos industriales,
todo el mundo le mira con cierta admiración y envidia, mientras que a su
pareja, que cuida de sus hijos, de su hogar y trabaja como auxiliar en una
residencia nadie le presta atención.
Los
cuidados se han enmarcado desde la antigüedad dentro del ámbito doméstico, han
recaído en la familia, e históricamente en la mujer, si bien es cierto que
hasta la llegada del cristianismo a Europa, tanto en la República Romana como
en los primeros siglos del Imperio, y aún con la existencia de un modelo
familiar totalmente patriarcal, el espacio ocupado por las mujeres sí contaba
con un cierto reconocimiento social, de forma que no es difícil encontrar
mujeres relevantes en la sociedad romana. Con la llegada del cristianismo y la
caída del Imperio la degradación de la mujer y sus labores serán constantes,
los cuidados serán literalmente relegados a ese espacio íntimo, enclaustrando y
menospreciando esas labores básicas para el mantenimiento de la vida y encarcelando
con ellos a la mujer.
A
partir de la II Guerra Mundial la mujer empieza ha recuperar pequeños espacios
sociales, pero lo hacen ocupando los huecos dejados por los hombres que van al
frente y que obligan al sistema productivo a buscar mano de obra femenina para
dichos huecos. Sin embargo, terminada la guerra una nueva ofensiva patriarcal
en todo el mundo occidental intenta volver a encerrar a la mujer en casa, y
así, los cincuenta se llenan de mujeres modelo, amas de casa perfectas,
abnegadas, silenciosas que lo inundan todo, con una industria televisiva en
auge que adoctrina con sus anuncios, sus series, sus films, pero se había
abierto una grieta y por ella, con grandes luchas las mujeres irán abriéndose
paso en el mundo masculino de la producción, de la política, de la gestión.
Sin
embargo, si es cierto que la mujer ha logrado, con mayor o menor incidencia
entrar en el mundo hermético del patriarcado, lo que no ha cambiado ha sido el
menosprecio por los trabajos reproductivos. Éstos siguen recayendo
mayoritariamente en las mismas mujeres que ahora, además, desarrollan trabajos
fuera del hogar, lo que, como efecto colateral provoca problemas para el
mantenimiento de la vida, para el cuidado del productor, productora, de la
prole y de las personas mayores. Para dar una solución a esos problemas al
Sistema no le queda otro remedio que crear empleos en el ámbito reproductivo,
empleos que nuevamente recaerán sobre las mujeres, empleos con peores
condiciones laborales que sus homólogos productivos, con peores salarios, con
peores horarios, con peores regulaciones, y sobre todo, subsidiarios de los
empleos productivos, esto es, si la economía productiva se resiente por una
crisis, los primeros puestos que desaparecerán serán los de los trabajos reproductivos.
Esto se ha podido ver claramente estos últimos años al observar como, con la
excusa de la crisis económica, los gobiernos han comenzado a legislar para que
estos cuidados regresen al hogar, a la familia y con ello nuevamente a las
espaldas de las mujeres, ya que son estas, las que al trabajar en un sector en
declive y con peores condiciones que el del hombre, tienden a abandonar el
mercado laboral para hacerse cargo de esos cuidados que el Estado ya no cubre.
Con
todo esto, pensemos. Han sido muchos siglos poniendo en valor el productivismo,
la producción de bienes de consumo, de armamento, de maquinaria, al tiempo que
el hecho fundamental e imprescindible que es la vida y el cuidado de la misma
quedaba relegado a un segundo plano, oculto tras puertas y candados. ¿No os
chirría que sea más importante producir que vivir? De hecho ¿Creéis que se
puede producir sin estar vivo? Entonces ¿por qué permitímos que nuestra vida
gire en torno a nuestra capacidad de producir, y no pensamos que es la
producción la que tiene que estar direccionada hacia la vida? Yo os responderé,
porque esa es la verdadera revolución que nos hará libres, nos hará iguales, y
nos hará seres vivos y no un virus que acabe con todo. Esa es la verdadera
Cábala. ¿Podemos reformar éste Sistema Capitalista Patriarcal? No, la única
solución es acabar con él para que pueda surgir la VIDA de nuevo.
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