martes, 22 de noviembre de 2016

Donald, Ángela y la plebe

DONALD, ANGELA Y LA PLEBE
            Se dice, se comenta, que los ríos de la política internacional bajan revueltos, como los huevos por las mañanas. Algo que sin duda sorprende en este remanso de paz y tranquilidad que es el mundo que nos ha tocado vivir. Cualquiera diría que ahora, sólo ahora, la política internacional estuviera hecha unos zorros. Que lo de Ucrania, Siria, Afganistán, Libia, Irak, Egipto, Sudan Norte y Sur, Tíbet, Cachemira, Chechenia,… son sólo males necesarios. Que la escalada bélica y los movimientos de tropas de la OTAN son ejercicios de video consola, porque es ahora cuando el final empieza. Ahora que hay un misógino, racista y fascista en la White House viviendo en un triplex a casi 200 metros del suelo.
            Nunca había ocurrido eso. Todos los presidentes norteamericanos, estadounidenses para más señas, habían sido bellísimas personas. Hombres de paz que sólo hacían la guerra obligados por el bien común. Una guerra al año como mínimo, y salvo una civil, y unas pequeñas escaramuzas con Pancho Villa, todas lejos del suelo expropiado a los nativos. Pero lo de Donald-Gilito-Trump is different. Parece ser que éste sí que está loco, no como Reagan que soñaba con una guerra de las galaxias a gran escala contra el monstruo soviético. Fíjense si estará zumbado éste hombre que ha logrado que hasta las derechas rancias europeas apoyen a los que se supone social-demócratas yankees y sufran algo así como una esquizofrenia que les permite acusar a izquierda y ultra-derecha de connivencia con el fanático de la construcción de muros. Todo esto en menos de quince días de gobierno.
            Tan liada está política internacional que las avanzadísimas democracias europeas tienen que imitar y superar a los malvadísimos gobiernos populistas sudamericanos para tratar de frenar a los populismos de aquí. Sólo así podemos entender que, después de las brutales campañas de acoso y derribo contra Chavez, Correa, Evo… por sus intentos de perpetuarse en el cargo más allá de los dos mandatos, sea Ángela, Ángela Merkel, la que tenga que sacrificarse y presentarse por CUARTA vez consecutiva.
            Tan revuelta está la política internacional que, vaya usted a saber lo que podría ocurrir si no aceptamos a los mangarranes que nos gobiernan y dejamos que el populismo sin sentido nos gobierne. Porque la plebe es tan estúpida que siempre elige a Barrabás, un ladrón. No como el otro, que desde el Vaticano roba a espuertas pero lo hace en nombre del bien común.
            Y yo ya no sé ni que pensar. Porque todo es tan nuevo que siento que viajo al pasado. Porque no me canso en repetir, ahora que acabamos de rememorar el 80 aniversario de la muerte de Durruti, sus palabras “Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se le escapa de sus manos, alza al fascismo para mantener sus privilegios”. A eso suena todo esto. Pareciera que la plebe ya no tragaba a gusto las ruedas de molino con las que les obligaban a comulgar, y ante eso, para que vuelvan al redil antes de que desborden las vallas, nos muestran que “la noche es oscura y alberga horrores”. Yo, por de pronto, como cantaba Oskorri;


ez dakit zer daukagun               Yo no sé qué tenemos
bake ala gerra                            paz o guerra
bainan nik badaezpadan            pero yo, por si acaso,
egin dut puzkerra                      me he tirado un pedo

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