LA NACIÓN FORAL
No es
novedoso que el PNV aproveche que el Debate de Política General del Parlamento
queda cerca de su Alderdi Eguna para lanzar alguna proclama en clave
¿nacionalista? Y así poder justificar el inmenso despliegue de Ikurriña por las
campas de Foronda y algunos tímidos gritos de Independentzia surgidos de sus
bases. Nuevos status y reformas del Estatuto han sido siempre palabras huecas
en el discurso de los JELtzales. Nada nuevo bajo el sol. Si hablamos de la
hipocresía del PP cuando ataca el divorcio, el derecho al aborto, o el
matrimonio gay mientras se divorcian, abortan o acuden en masa a la boda de
Maroto, qué decir del PNV que nos venden un partido social mientras hacen
políticas neoliberales, o que incluso nos hablan de laicidad mientras mantienen
a Dios en su nombre. Dios y leyes viejas. Los Jeltzales son expertos en vender
humo, pero la oferta de ayer del hombre gris de Durango roza el esperpento.
Lo
primero que pensé al escuchar al Lehendakari hablando de Nación Foral es que
tal esperpento no podía salir de la boca de un partido nacionalista y más aún
cuando pretende vender que ello nos traerá mayor autogobierno. “...ha llegado
el momento de que Euskadi y el Estado se entiendan desde el reconocimiento
mutuo...” Egibar dixit. Y lo dicen sin despeinarse. (No sean malos, no todos
están calvos) Pero también el Lehendakari habló de la necesidad del
reconocimiento de tú a tú entre Euskadi y España, algo que no es posible desde
una visión Foral. Quizás sea que el desconocimiento de los Fueros se haya
establecido para quedarse.
El
Fuero es una figura heredada del feudalismo por la que se negociaban derechos a
cambio de la jura de vasallaje, o dicho de otra forma, afirmar que Euskadi es
una Nación Foral reconocería el vasallaje al Estado tal y como en la actualidad
lo hace ser una Comunidad Foral. No habría trato de igualdad entre las partes
sino que la foralidad pendería siempre del deseo del Estado de mantener o no
esos fueros ya que él es el único que puede otorgar o derogar el derecho a
Fuero. ¿Qué aporta de novedad la oferta del PNV? No voy a negar que un
hipotético cambio de la nominación, autonomía por nación, pueda resultar
atractivo por lo que de reconocimiento de singularidad tendría, también es
posible que ese reconocimiento trajera el cumplimiento integro del Estatuto,
cosa que está por ver ya que también podía haberse cumplimentado en los últimos
40 años, que tiempo han tenido, pero al mismo tiempo, serviría como
reafirmación de ese vasallaje, reconocer nuestros fueros es reconocer al Estado como Señor y a EH como vasallo. Por
tanto, la oferta supernovedosa del PNV lo que nos viene a decir es que el
Partido de Dios y las leyes viejunas por fin deja claro que la independencia no
es un objetivo para él y que lo que desean es un amejoramiento de los fueros,
ser el vasallo mejor tratado por el Rey, ser el partido regionalista que
mejores réditos saca al vasallaje, pero sin aspirar a abandonar el redil ni las
tierras del Señor, unidos en lo universal per secula seculorum,
Hala bedi.
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