jueves, 12 de septiembre de 2013

Las mayorías silenciosas hablan.


LAS MAYORIAS SILENCIOSAS HABLAN
(Otro milagro mariano)

            Miren que estaba yo tranquilo en mi sofá después de mi jornada laboral. Aclimatándome nuevamente al clima siberiano de Gasteiz después de mi placentera semana romana a 30º Celsius, cuando la susurrante voz de Soraya Saenz de Santamaría me sacó de mis ensoñaciones al dedicarnos una nueva “perla” de esas que solo se les ocurre a los intrépidos gobernantes del P.P.; “El Gobierno también escucha a las mayorías silenciosas”. ¡Toma ya!

            Que digo yo que igual me ha afectado el haber pasado 9 días en los entornos vaticanos, pero es que escuchar e interpretar a alguien que está en silencio creo que es comparable a mantener conversaciones con el Todopoderoso, lo cual, por cierto, ha sido muy habitual y propio de dirigentes de dudosa catadura moral, desde Atila, hasta George W Bush pasando por personajes inefables como Hitler, Franco o el propio Ánsar.

            Lo de escuchar a las mayorías silenciosas, los despidos en diferidos, las cup of café con leche y demás pepadas tendrían su gracia si quienes las dicen estuviesen en escenario del Club de la Comedia y no gobernando un reino del sur de Europa o norte de África, según se mire. Sin embargo no es el caso. No se trata pues, de las ingeniosas ocurrencias de Eva Hache, ni de Dani Mateo. Son sesudas intervenciones de miembros del Gobierno que no tienen ni p. gracia  cuando uno se pone a contextualizarlas.

            La mayoría silenciosa se está convirtiendo últimamente en un recurso recurrente de los cachorros franquistas para desacreditar y restar importancia a las reivindicaciones ciudadanas. Parece que al Estado ya no le llega, ni le sirve la manipulación de cifras tan habitual en las huelgas y manifestaciones, ahora, han encontrado la fórmula final. Si en Cataluña un 21% de su población, o sea, 1,6 millones de personas, salen a la calle a realizar una inmensa cadena humana, para el PP lo importante es que unos 6 millones de catalanes se quedaron en casa, y por lo tanto quienes se manifestaron así eran una minoría. Curioso pero cierto. Lo que ocurre es que si trasladamos esa lógica por ejemplo, que se yo, al Reino de España, y el PP quisiera hacer una cadena similar por la unidad e indivisibilidad del Imperio, tendría que movilizar la nada desdeñable cifra de 10,1 millones de personas. Apenas 600 mil personas menos de las que le votaron en las últimas generales y me temo que muchos más de los que le votarían a día de hoy. Por lo tanto, y siguiendo esa lógica de las mayorías silenciosas que tanto les gusta, la deducción lógica es que el PP gobierna con una mayoría absoluta mentirosa, tramposa e irregular y que el apoyo recibido es insignificante. Las mayorías silenciosas nos dicen, en silencio, claro, que no quieren que les gobiernen los filibusteros del PP.

            Por otro lado, tampoco logro entender esa obsesión por negar la voz al pueblo, si tan seguros están de que esos 6 millones de catalanes y catalanas que no fueron a la cadeneta están en contra de la independencia, ¿que miedo hay? Ganará el no de calle y ¡hala! pelillos a la mar y las fronteras como están. En fin.

            De todos modos este discurso del PP, este apoyarse en las mayorías silenciosas debería hacernos reflexionar, quienes no luchan, quienes no protestan, quienes se lamentan en la intimidad pero son incapaces de manifestarse, de colaborar, no sólo no son parte de la solución, sino que son parte del problema. Piénsenlo la próxima vez que esté sentado plácidamente en su sofá mientras una minoría combativa sale a defender SU sanidad, SU trabajo, SUS derechos. 

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