viernes, 26 de julio de 2013

Lapidando al maquinista


LAPIDANDO AL MAQUINISTA

Se me revuelven las tripas. No por el accidente, que también, sino por la forma en que se está tratando el asunto. Hoy en todos los periódicos aparece el perfil de Facebook del maquinista, en él, presume de ir a 200 km/h en un viaje que hizo en 2012, y claro, todo el mundo está ya con sus piedras en la mano, porque este señor es culpable. Ya esta crucificado. La presunción de inocencia con la que tanto cuidado tienen al señalar a personajes de alta alcurnia, se queda en agua de borrajas cuando se trata de un ciudadano llano. Este señor es culpable, que viva con ello, ya que no lo podemos matar.

Cuando estudié Prevención de Riesgos Laborales, una de las cosas que más suele sorprender es que el empresario debe proteger al trabajador incluso de su propia imprudencia. ¿Qué significa esto? Quiere decir que, entre otras cosas, se deben poner todos los medios para que las posibles (y previsibles) distracciones o errores de los trabajadores no puedan desencadenar un accidente. De esta forma cuando un carretillero quiere coger un peso superior al que su máquina lo permite esta se limita y no permitirá que se inicie la acción que puede acarrear consecuencias desastrosas. A todos en mayor o menor medida nos protegen este tipo de mecanismos automáticos.

Entonces, ¿por qué un señor puede entrar a 190 km/h en una curva catalogada por el Ministerio de Fomento como peligrosa? ¿por qué existe esta curva de estas características en un tren con un trazado tan reciente? Más aún ¿por qué no se activaron las balizas que limitan la velocidad de los trenes para que el tren se ajustara a la velocidad adecuada para ese tramo? ¿No funcionaron por falta de mantenimiento? ¿O es que ni siquiera había medios para evitar este tipo de situaciones? Seguro que esto también es culpa del maquinista.

Este tipo de trenes que alcanzan velocidades tan altas no pueden depender de la capacidad de reacción de las personas, deben de tener medios automatizados para evitar los accidentes. Haberlos hailos, ¿no funcionaban o no estaban implantados en este convoy?

¿Que clase de trenes tenemos que no prevén contingencias como que el maquinista deje de estar en condiciones para dirigir el convoy? Se desmaya, se duerme, le da un ataque epiléptico,…

¿Se duerme? ¡O dios mío! Que falta de profesionalidad. Ya… Hagamos un análisis de nuestras vidas. ¿Alguna vez habéis pasado una mala noche por la que no habéis dormido? Os dolía la tripa, estabais nerviosas, vuestros hijos no os han dejado dormir… Y al día siguiente a trabajar, da igual en qué condiciones estés. Yo trabajo delante de un ordenador, por lo que en estas circunstancias si doy un cabezazo, pueden reírse mis compañeros y compañeras o ganarme una bronca de mi jefa. ¿Pero un transportista? ¿Puede ir a donde su jefe a decirle que no está en condiciones de trabajar porque no ha dormido y supone un peligro para él y para terceros?

Hagamos otra reflexión ¿tendrá algo que ver la política de sancionar a quién hace llegar tarde el tren o de premiar a quién llega puntual? Este tipo de “incentivos” son descabellados si queremos evitar accidentes, puesto que cargan la responsabilidad de la puntualidad sobre los conductores, sin tener en cuenta otras posibles contingencias que hacen que el tren llegue tarde. Lo que desencadena que los maquinistas “aprieten” para llegar a la hora. Os garantizo que este tipo de políticas no las establecen los empleados y también os aseguro, que no son a ellos a los que benefician.

Por último, demos por hecho que este señor era un irresponsable. En este caso, ¿por qué conducía un tren? ¿Quién ha decidido que es apto para el puesto de trabajo? Quizás su conducta nunca había denotado esa ausencia de responsabilidad y solo actuó mal ese fatídico 24 de julio… poco probable. Si habitualmente incumplía las normas que regulan cómo se debe dirigir un tren, ¿por que seguía en ese puesto de trabajo? Las empresas tienen un protocolo disciplinario que a menudo utilizan sin ton ni son para sancionar todo tipo de actitudes, las cuales, poco tienen que ver con la seguridad.

En fin, el maquinista se jacta en la foto de Facebook de ir a 200 km/h, al igual que la ministra de fomento (Magdalena Álvarez) se jactaba ante los medios de comunicación de que el AVE podrá alcanzar los 350 km/h. Hipocresía.

Cristina Bereciartua Gacetabeitia 
Portavoz de Alternatiba Gasteiz

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