martes, 5 de febrero de 2019

Dios, Política y Optimismo


DIOS, POLÍTICA Y OPTIMISMO

            Soy ateo (por la gracia de Dios) desde los 11 años, después de una visita a la Catedral de Santiago. En breve cumpliré 46. En todo este tiempo, una cuestión me ha intrigado enormemente, ¿por qué el ser humano necesita creer en un Ser Superior? Hoy, quizá de forma equivocada, creo estar más cerca de la comprensión.
            Hoy he leído un hilo de Twitter en el que un abogado desgranaba la última declaración de Rodrigo Rato, el infalible Ministro de Economía de Aznar que quebró Bankia. El hilo venía a explicar que Botín, Rato, Aznar and Cía, decidieron dejar quebrar el sistema bancario español para terminar con las cajas de ahorros y repartirse el pastel. Sí amigüitos, la cosa tiene miga, pero hoy no quiero hablar del pan sino del alma. La cuestión es que después de leer el hilo seguí fustigándome con los comentarios. ¡Voto a Bríos, qué desvaríos! Ingente cantidad de gente defendiendo como gato panza arriba a los indecentes. Incrédulos de la verdad incómoda. Y voilà, mi caballo se desboca y termino tirado en el suelo cuán Santo Tomás.
            El problema no es si es verdad o no, lo importante es lo que significa para el individuo esa verdad. ¡Coño, que tengo responsabilidad!¡que yo voté a Aznar!¡que yo creo que todo tiene que funcionar! Los herejes son los culpables, no yo que comulgo con lo oficial. ¡Que lo que quiero es vivir en paz! Y así, lo mejor es responsabilizar al otro. Y Dios siempre está para asumir los “pecados” de los hombres. De las mujeres hablamos otro día que todo no se puede.
            Así, entendiendo que no queremos entender, es comprensible que la mayoría de la sociedad no quiera comprender, ser consciente. Se vive mejor en la ignorancia, y mejor aún si ésta es alentada desde todos los frentes. Mejor aún si lo aderezamos con miedo al exterior, al bárbaro, al diferente, al hereje, todos ellos locos peligrosos que venden el apocalipsis. No, nuestro Dios te da tranquilidad, imperfecta, pero tranquilidad. El cambio es caos. Mira las campañas del PNV, amaneceres perfectos, mundos idílicos, todo está donde tiene que estar, todo va como tiene que ir. Optimismo en vena. Confía en nosotros y nosotras llevamos traje y corbata, somos formales, maravillosos gestores, confía, ten fe y duerme, descansa, Dios te cuida.
            Pero no pierdo la esperanza, en estos nuevos dioses tampoco creo. Tarde o temprano más gente tomará las pastillas rojas, despertará. Aunque estoy convencido de que muchos, demasiados, simplemente cambiarán de ídolos a los que adorar. Quizás, tal vez, con suerte, al menos esos nuevos dioses sean más humanos, quizás muchos adoren a Carl Marx, a la Pachamama, o a Angela Davis, sin crítica, sin cuestionar. Pero hasta en esto me vuelvo pragmático con los años. Si hay que desatar una guerra santa, que sean otros dioses los vencedores, porque con los actuales solo queda arrodillarse, afligirse, resignarse y poner la otra mejilla cada vez que otro Rato aparezca o bombardeemos otra Caracas.

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