SE EMPIEZA POR UN
PORRO
Estoy casi seguro de que todos los nacidos en las décadas de
los 60, 70 y 80 del siglo anterior (Dios que viejo soy), hemos escuchado la
consabida frase. Tal vez cuando nuestros progenitores nos vieron llegar a casa
con los ojos enrojecidos, o cuando nos pillaron la primera “txina” en los
pantalones. “Se empieza por un porro y se
termina en la heroína”. Y es que, el ser humano tiene tendencia a la escalada,
y en Euskal Herria lo sabemos bien teniendo entre nosotros una verdadera élite
montañera.
Por supuesto, al igual que en el resto de facetas de la vida,
en este de las escaladas también existen y han existido clases. Para las
populares, para los hijos e hijas del proletariado, a la ya mencionada de las
drogas siempre se le unía aquella de; “Se
empieza robando casetes, (los jóvenes podéis buscar en la Wikipedia que eran
aquellas máquinas infernales) y se termina en Nanclares” Supongo que lo
mismo pasaría en las clases altas “Se
empieza estafando ancianitas y se termina montando un banco” o algo así.
Aunque desde luego la escalada que más les gusta y que mejor se ha conservado
es aquella de “Se empieza siendo el hijo,
hija de… y se termina siendo un
empresario hecho a sí mismo”
Hay escaladas de todo tipo; hacia los paraísos (fiscales) “se empieza aceptando un Rolex y se termina
con una cuenta en Andorra, Panamá o las Islas Caimán” o hacia el averno de
la marginación. Por supuesto, unas están bien vistas; “empezó con 24 becarios y terminó con tropecientas estrellas Michelín”,
otras las consideran chiquilladas cuando las pronuncia un fascista; “Se empieza por unos tuits y se termina con
un tiro en una cuneta”, y si eres rojeras… pues mejor no hablar del record
de escalada y salto vertical.
Y así llegamos a las escaladas de andar por casa, esas del
tipo “se empieza siendo autonomista y se
termina sujetando al partido más corrupto de Europa”. Dime con quién andas
y te diré quién eres. Uy, no, éste no iba aquí, hoy no estoy con el refranero. El
caso es que a veces estas escaladas no tienen nada que ver con un aviso a
navegantes, como era intención de nuestros progenitores, sino más bien con
anhelos y deseos del propio enunciante. De esta forma se despachaba ayer Iker
Merodio, periodista de imparcialidad jeltzale;
Parece ser que al PNV, y sobre todo, a su gente le está
costando digerir el pacto entre partidos que han alcanzado con Mariano Rajoy y
los 1000 ladrones, y la consigna es enfangar y anhelar otros tiempos. Y así en
esta última semana Ortuzar, Anasagasti, y otros próceres jeltzales se dedican a
desviar la atención de ese acuerdo. En fin, “Se
empieza negociando con la Mafia y se termina siendo mafioso” o con zapatos
de hormigón como el clan Ferrusola-Pujol. Que el que avisa no es traidor y lo de los Pujol parece un aviso a navegantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario