GLORIOSOS Y
BASKONISTAS
Pasó la fiebre. 3-1, ganó el Barça. David tendrá que esperar
y quizás no sea alavés. Siempre nos quedará el basket en esta ciudad a orillas
del Zadorra. 6 copas del Rey, 3 ligas, 1 Copa de Europa, 5 Final Four. Puedo
decir que he visto desde las gradas 9 de estos eventos. Así que si alguien
espera que me manifieste contrario al alboroto futbolero que hemos vivido mal
vamos. Ahora bien, dicho esto, como aficionado deportivo que he sido, soy (en
baja intensidad por diversos motivos) y seré, hay cosas con las que no puedo.
En primer lugar, no puedo con los domingueros del futbol (o
el basket u otros deportes) Gente que se “arrima” a un éxito deportivo y que
desaparece cuando el club vive su travesía en el desierto. Entiendo que para
quien le gusta el futbol, a quien le guste el Alavés, la gesta del equipo esta
temporada lo guardará como un recuerdo eterno. Pero si no puedo con el
dominguero, que decir de lehendakaris, diputados, alcaldes y toda la retahíla
de arribistas que aprovechando el éxito deportivo del equipo de su ciudad nos
venden que “son pueblo” aunque la mayoría vayan al palco a reunirse con sus
pares. Y sí, sirve para todos.
Por otra parte, yo también soy de los que piensan que el
deporte profesionalizado, y sobre todo el fútbol, se ha convertido en una
religión de masas, manipulable y manipuladora. Con todo lo que ello tiene de
negativo… y de positivo. Lo que ya clama al cielo es cuando escucho a gente
decir que es una vergüenza que se muevan 25.000 personas por el fútbol y no por
otras cosas, al tiempo que nos convencen de que no hay que politizar el
deporte, y se criminaliza a los grupos y taldes de animación. Política es todo,
y política se hace en todos los lugares, porque lo personal es político.
(Aguanten Bukaneros) Pero en todo caso, más que el hecho de que 25.000 personas
se hayan movilizado para ver un partido de fútbol, lo que me cabrea es que la
vida en mi ciudad se paralice por ello. Que el fútbol permita ocultar otros
debates, pero eso no es decisión de la afición, sino de la prensa, y las
instituciones que así lo quieren.
Y sí, hay muchas cosas del fútbol que no me gustan, entre
otras cosas el propio fútbol (como he dicho, a mí me gusta el basket), y no me
gusta que el poder utilice el fútbol como opio. Y no me gustan muchos
comportamientos en los campos. Y no me gusta la machirulada que rige mayoritariamente
(como en el resto de ámbitos sociales) estas reuniones de masas. Y odio que
cuando hablamos de un deporte como el fútbol o el basket hablemos de fútbol o
basket masculino. Pero es una realidad, y cómo tal hemos de tratarla. Y sí,
tendremos nuestras incoherencias, que se sumarán a otras, como los toros en San
Fermín, las fiestas patronales, TODAS, aurreskus a vírgenes, ofrendas varias y
entregas de medallas.
Sin embargo, de todo lo que he dicho, lo que más me duele es
que es la derecha a la que mayor número de incoherencias le produce su invento,
su deporte profesional. Porque los seguidores, mayoritariamente, son clase
trabajadora. Porque cuando se monta un tifo, generalmente atacan a esa derecha.
Porque se pita su himno, se atacan sus símbolos. Y sin embargo, no es la
derecha la que se siente incómoda cuando llega una gran final, quizás sea eso
lo que deberíamos hacernos mirar. Quizás.
PD: A todos y todas las babazorras, a tanta gente buena que
anima en Iraultza, muchos amigos y amigas… ZORIONAK, y ánimo cuando, más pronto
que tarde, esos que hoy os han puesto de ejemplo de buen ambiente, de
animación, y os han dedicado portadas a vuestra pancarta abriendo el camino al
estadio, os insulten por apoyar a trabajadores en huelga, por pedir que
acerquen a los presos, por hacer política en vuestra vida y también en el
fútbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario