CARA AL SOL SUBIDOS
A LA PARRA
Podría
asegurar que existió un tiempo no muy lejano en que el fascismo se disimulaba.
Sí, vivía entre nosotras y lo sabíamos. Sabíamos que no habían perdido el
poder. Sabíamos que poco o nada habían cambiado las cosas, pero al menos
intentaban guardar las formas en misa. “Kalean
uso, etxean otso”. Algo que es normal en un Estado en el que jamás triunfó
una revolución. Acostumbrado a que su burguesía nobiliaria se acostase monárquico-fascista
y se levantase demócrata-republicana. Pero el viejo fantasma del nazi-fascismo
recorre Europa y esos vientos dan alas al franquismo español que ya no necesita
ni disimular.
Ha bastado
una coyuntura económica complicada, el crecimiento del sentimiento
independentista en Catalunya, la fuerza de EH Bildu en Hego Euskal Herria, y el
nacimiento de una fuerza alternativa en el Estado para que el rancio franquismo
desempolve sus camisas azules, y nos recuerden que ellos ganaron una guerra
para algo.
Crecida está
la fundación del dictador, financiada por mis impuestos y los tuyos. Crecidos
los fascistas que amenazan con tiros en la nuca en las redes y para quienes no
hay operaciones araña. Crecidos los requetés navarros, picados por haber
perdido el poder en el viejo Reyno de Nafarroa y porque los huesos de los
genocidas ya no descansan en altar solemne. Pero crecidos también los que hasta
hace bien poco daban carnés de demócratas y que ya no se ocultan. Nunca fueron
grandes camaleones pero lo intentaban. De un tiempo a esta parte ni disimulan.
Marotos con
discursos xenófobos réplicas del FN francés no es sino la punta de la lanza que
sueña con volver a atravesarnos, y entonces se desnudan sin temor, y en
Bizkaia, primero en la Villa y ahora en la provincia nos recuerdan quienes son
sin pudor. Una primera ocasión frustrada, pidiendo que le retiraran calles a “La Pasionaria”, a “Sabino Arana” y hasta a “Zumalacarregui”,
que no pasó de anécdota por circo y cachondeo pero que mostraba a las
claras el esqueleto que les forma.
Y ahora
vuelven a la carga en Bizkaia exigiendo un homenaje a los Caídos por Dios y por
la Patria, aquellos por los que el Dictador dio misas solemnes, levantó
monumentos en todas las villas, repartió estancos, administraciones de lotería,
y entregó a sus lacayos el botín saqueado a los exiliados, represaliados, perdedores al fin y
al cabo. Y lo hacen sin despecho, alegando sin sonrojarse que exigen igual
trato que el que se otorga a quienes descansan en cunetas, en simas, en
cementerios al otro lado del Atlántico.
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