¿RESPETO? PÓNGAME
CUARTO Y MITAD
Dicen que se
está perdiendo la educación, que no se ceden asientos en el autobús, y yo añado
que también estamos perdiendo la Sanidad, el empleo, y hasta la dignidad. Pero
quizá sea cierto y de un tiempo a esta parte ser educado a las antiguas formas
no se lleve. Es más, incluso aseveraría que ser educado, en cualquiera de sus
modos, no se lleva. Sin embargo, el espectáculo lamentable al que estamos
asistiendo en esta penúltima campaña electoral es digno de un análisis pormenorizado
sobre la bajeza humana. Análisis que a buen seguro podría servir de tesina para
algún/a aplicada estudiante de Filosofía si esa carrera no estuviera al borde
de la extinción.
Sí, ya sé, estamos
en Campaña, la segunda en apenas seis meses, y la antesala de la madre de todas
las contiendas electorales en la CAV (Vascongadas si me lees allende el Ebro)
También entiendo que es mucho lo que está en juego en estas elecciones. Muchas
poltronas, muchos despachos, futuras puertas giratorias, pero también un giro,
un cambio, un recambio y vaya usted a saber cuántas cosas más. ¡Cómo no
enterarse de todo esto! Sobre todo cuando uno milita en un partido político en
liza. Pero no, a mi entender no todo vale. Ni en el amor, ni en la guerra, ni
tampoco en Campaña. Y esto es así, por mucho que podamos escudarnos en que el
perfil de algunos candidatos es de chascarrillo fácil.
Todas nos
hemos reído con que España tenga españoles y mucho españoles, o los catalanes
sean gente que hace cosas, o que el pueblo quiere que sea el alcalde quien
quiere que sea el pueblo, o algo así, y todas aprendimos que una taza es una
taza y un plato es un plato. Todos nos hemos cachondeado de esas imágenes en
las que pareciera que el Sr. Rivera, ante decenas de cámaras y móviles, “pillara”
su “saquito”. Y a todas nos parece bien,
hasta que el centro de esos vídeos es el candidato de nuestro Partido. Entonces
salimos airados gritando que no todo vale, que hay que tener respeto. Y yo veo
a los candidatos y me pregunto si fue primero la gallina o el huevo.
Y es que, a
mi entender, recoger lo que se siembra es lo habitual, y que lo recolectado se
lo queden Hacienda y el Patrón el sino de quienes no nacimos en familias “de
Bien”. Pretender criar serpientes en el jardín y que sólo muerdan a nuestros
vecinos, cómo decía Hilary Clinton sobre el yihadismo, es tan absurdo como
pensar que a quien atacas no se revolverá con las mismas armas. Que ni la
Iglesia, esa que proclama poner la otra mejilla, ha hecho de la resignación
propia, arma válida. Porque el Estado español no es precisamente ducho en eso
del respeto al rival, y a esto hay que añadir que no es el españolito medio muy
dado a reírse de sí mismo, ni soportar las chanzas con estoica resignación
británica. Por estos lares se lleva más “el que la hace la paga”, y si no la
hace también, basta con que no me caiga ni medio bien. Si eres vasca o catalana
sabrás de sobra de lo que hablo, o anarquista, u okupa, o disidente, o
sindicalista, o pobre en general…
Dicho todo
lo anterior entiendo lo ofendidos que se sienten los del PASOK hispano por las
imágenes de Sánchez limpiándose la mano tras estrechar las de unas personas
afro-europeas. Me parecen actuaciones rastreras la utilización de imágenes
sacadas de contexto. Sin embargo, lo que no entiendo es que quienes llevan
décadas generando este “ecosistema” no estén adaptados a él. Quienes han generado
un Medio cargado de medios dispuestos a vilipendiar a todo lo que se mueva
fuera de su radio de acción se ofenden ahora porque les toca a ellos, y no se
muestran tan ofendidos cuando un medio de comunicación afín llama radicales a
profesores que se manifiestan por sus derechos y el futuro de la educación. O
cuando refuerzan discursos xenófobos. O cuando se dan “clases de democracia” en
otros países mientras en tu casa reprimes toda disidencia. O cuando...
Es por todo
lo dicho que no sorprende la degeneración constante, la sustitución del debate
por el ataque, la pérdida de todo respeto que nunca se ha hallado. Sería
interesante ver debates serios sobre lo que de verdad importa, la vida, las
personas, el futuro, el empleo, la dignidad, aunque supongo que esto no importa
a la gran economía, al gran capital, y sobre todo a los grandes capitalistas
que están detrás esas grandes fortunas. Lo que importa es, tal y como digo y
repito habitualmente, que el Circo siga funcionando. Panem et Circenses, aunque
sea sin pan.
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