VOX Y LA BATALLA DE
ZAMA
La batalla de Zama puso fin a la segunda guerra Púnica entre
Roma y Cartago. En aquella ocasión Escipión, general de las tropas romanas,
amagó con la retirada de manera que las
tropas cartaginenses, creyendo en su victoria, salieron a la captura de la
presa en retirada sin percatarse de que dejaban desguarnecida su propia
retaguardia por dónde el general romano atacó sin cuartel. Anibal huyó con el
rabo entre las piernas. De vencedor a vencido.
Algo así, y permítanme la licencia, está sucediendo con la
política hispana en los últimos años. Algo así explica los resultados de las
elecciones andaluzas y el crecimiento de VOX. Érase una batalla que empezaba,
éranse unos cazadores que vendían pieles de osos antes incluso de saber si
estaban, érase una derrota prevista.
La crisis trajo lo nunca visto en Hispania, la derecha se
fragmentaba. Al PP le salía un hijo algo escorado a la derecha al que le
gustaba jugar al despiste, C´s. La izquierda, o las pseudoizquierdas, o lo que
usted desee, se frotó las manos. A la izquierda del PSOE nació algo nuevo, a
medio camino de la Izquierda (des)Unida, con la que pronto hizo migas. En los
primeros escarceos, izquierda y derecha se miraron, contemplaron sus fuerzas, y
los segundos ganaron terreno, los primeros retrocedían tímidamente. Campanas al
vuelo, el sorpasso, la sorpresa en la Condomina. Pero no. Eso sí, el suficiente
avance para que la derecha se pusiera aún más nerviosa.
A la derecha de la derecha, agazapado esperaba un desahuciado
del PP. Abascal, esperaba con paciencia su momento, y ese ha llegado. Eran dos,
ya son tres, solo falta Blas Piñar.
La derecha parecía en retirada hacia … la ultraderecha y la
izquierda entro al trapo, al cortoplacismo. En lugar de seguir su plan de
batalla (ya dudoso por otra parte) se lanzan a cabalgar hacia el espacio que la
derecha deja descubierto. No somos tan comunistas. No somos tan socialistas. ¡Eh,
español de derecha moderado, puede votarnos! Y las huestes del PSOE y de
Podemos se lanzan a tomar la colina, no miran la retaguardia, no miran a sus
bases. No hace falta. ¡A mí la legión, que los arrollo!
Y entonces llegaron las elecciones andaluzas. Y no, detrás de
los líderes no había nadie. Se quedaron en casa. No iban a morir por algo en lo
que no creían, y, ¡oh, sorpresa!, la derecha desunida sigue sumando lo mismo
que unida, incluso más. Además, al contrario de lo que ocurre con las diversas
izquierdas, en la derecha no hacen ascos a sus pares por quítame aquí esos
pelos.
VOX entra en el Parlamento Andaluz. Parece que la derrota
fuera completa. Lo será si no cogemos el otro extremo de la cuerda. Es física
básica. Si tiran desde un extremo es imposible detenerla desde la mitad, se
requiere la misma fuerza desde el otro extremo. Pero no, tranquilos, que yo no
sé nada. Sigan corriendo a ocupar los espacios que abandonan los demás,
juguemos todos bien pegados a la línea y abandonemos nuestra retaguardia.
Los barrios y pueblos más pobres de Andalucía han tenido una
abstención superior al 80%. Piensen antes de hablar, y prueben a cambiar el
juego a la otra banda. Rojo, abajo y a la izquierda, no queda otra.
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