CHICOTE Y LAS
VERDADES INCÓMODAS
Resulta que
un reality, un programa de pseudo investigación, dicen que ha destapado la
triste realidad de las residencias de personas mayores. Dicen que en
Castilla-León, porque es dónde se graba el programa. Porque inmediatamente
todas las instituciones han dicho eso de “a mí que me registren”. Dicen que
Castilla-León va a expedientar a las residencias. Dicen que han abierto
investigaciones. Dicen. Dicen pero no hacen. Por allá, por acullá y por acá
también, que el oasis vasco no es diferente.
Sin embargo,
puestos a repartir culpa, aquí no se libra ni el Tato. Las instituciones,
porque saben de sobra que para que la atención, los cuidados, sean rentables
económicamente es imprescindible la explotación laboral, el recorte de
recursos, y por ende, la calidad de los cuidados. Porque si queremos dignidad,
calidad y atención hay que decirlo claro, es imprescindible asumir que han de
ser deficitarios. Por supuesto eso no haría atractivo el sector para la
iniciativa privada y no quedaría otra que profundizar en la gestión pública. Y
sí, hay que decir que eso significará recortar en otras cosas… o subir
impuestos. Claro que las instituciones son conscientes de estos debes en la red
privada de atención. Pero investigarlas, sancionarlas y cerrarlas significaría
inevitablemente reconocer una realidad incómoda; las políticas de cuidados son
insostenibles sin un cambio de rumbo político y económico.
Ahora puede
que estés cabreada. ¡Qué vergüenza! ¿Dónde están las instituciones? Pero
también hay que hacerse otra pregunta; ¿Dónde están las familias? Sí, los
familiares también son culpables de que esta situación se mantenga. ¿Dónde
están cuando las trabajadoras denuncian? ¿Dónde están presionando a las
instituciones? ¿Por qué no arden las calles por los Servicios Sociales? ¿Cómo
es posible que no sepan lo que ocurre en las residencias donde están ingresadas
sus padres y sus madres? ¿Cómo es posible que apenas exista movimiento social
exigiendo que los Servicios Sociales se equiparen con la Educación o la Sanidad?
Sí, también somos culpables de omisión.
Pero tampoco
las y los trabajadores se libran de la culpa. Salvo honrosas excepciones, el
miedo paraliza. Miedo a perder un empleo precario y mal pagado. Miedo a las represalias.
Y aquí sí que hay que poner en primera línea a Araba, con un sector privado de
mini-residencias, con convenio estatal de 900€, sin control institucional de una
institución, la Diputación Foral de Araba, que está desbordada por la demanda y
sin capacidad de respuesta real. Araba es la precariedad entre la precariedad
de la CAV, pero mientras en Bizkaia y Gipuzkoa hay organización sindical en
Araba hay un páramo. Sí, por la dificultad del sector, por la diseminación
laboral, pero también por intereses sindicales, porque es más sencillo y
rentable trabajar mejoras en las grandes residencias que luchar por un Convenio
Sectorial que mejore las condiciones para TODAS las trabajadoras.
Sí, Chicote
ha sacado a la luz una verdad incómoda, pero se olvidará pronto, porque es más
fácil barrer debajo de la alfombra hasta la próxima. Nos ponemos dignos. Nos
colocamos la corbata. Salimos al atril. Damos una rueda de prensa. “Eso en
Araba no sucede” “Araba es la vanguardia” Y la próxima residencia será privada,
seguirá el negocio, un negocio que no es tal, sin dinero público y condiciones
indignas. Las preguntas clave son; ¿Estamos dispuestas a reconocer la verdad?
¿A pagar más impuestos? ¿A defender lo público? ¿A hacer huelgas? ¿A
soportarlas? ¿A luchar por el bienestar de nuestras familias? ¿A cambiar
nuestro voto?
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