PUTA VIDA
Cantaban los Ilegales, en un himno ochentero, que “el mundo es basura, pero me gusta estar
vivo.” Creo que pocas frases-versos-versículos me habré repetido en tantas
ocasiones a lo largo de mi vida. Y es
que la vida es dura. Se nos hace corta al mirar al pasado, pero son muchos
momentos en los que parece ralentizarse, parece no avanzar, no llegar. Cuánto
tarda la mayoría de edad, y qué decepción al llegar y ver que poco o nada
cambia en nuestra vida, y lo que lo hace, generalmente, va a peor.
Sí, hoy me levanto pesimista, que es lo que viene a ser un
optimista informado. Es lo que tiene cuestionarte y cuestionarlo todo. No devorar
nuestra opinión en la prensa. Plantearte siempre, como previa, que estás
equivocado y después razonarlo, sentir las cadenas de Rosa Luxemburgo, y no
cejar en romperlas. No creer en verdades absolutas que nos llevan irremediablemente a la
divinidad, ya sea de un Dios material (dinero), o uno espiritual. Pero es
cansado. Ser responsables de nuestros actos es muy exigente, es más fácil
delegar, que sean otros los que nos dirijan, que sean otros los responsables,
que sean otros los otros.
Así se entiende que muchos hombres no se sientan interpelados
como hombres cuando sus congéneres actúan como manada depredadora. Es más fácil
pensar que son los demás. Tampoco son mejores quienes los lapidan desde el margen,
creyéndose libres de pecado. Yo soy culpable, de ese y de otros crímenes.
Porque en algún momento he sido manada, porque seguramente, aunque sin ser
consciente, hoy mismo sea manada. Porque he callado. Porque no he hecho lo
suficiente. Porque en mi nombre se viola, se asesina, se esclaviza, y aunque yo
no lo haga directamente, lo permito. Porque aquella vez que oí una discusión,
callé. Porque cuando vi a aquel grupo de “calvos” amedrentar en un metro,
callé. Porque cuando el fascismo, el machismo, el racismo, el clasismo… etc. se
hace fuerte en las instituciones, me conformo con una papeleta.
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