UNIÓN EUROPEA BUSSINESS
CLUB
“Jamás sería socio de
un club que me admitiera como socio”
Marx, Groucho Marx
A cuenta del procés catalán se está hablando mucho de la UE,
ese selecto club de naciones de la península euroasiática. Que si la UE no
reconocerá a Catalunya, que si no intervendrá en la política interna de un
socio, que si el mundo se acaba en Fisterra y el resto es territorio bárbaro,
desconocido, peligroso y hostíl. La UE, esa entelequia creada al albur de las
necesidades económicas de los grandes lobbies del metal y el carbón, a la que
se vistió con hermosos vestidos de destino universal de todos los europeos. El
gran sueño de una Europa unida gracias a la economía, porque lo que jamás
unieron las armas, y mira que hubo intentos desde Augusto hasta Hitler, lo
puede mantener unido la deuda común. “Poderoso caballero es don Dinero”
La Unión Europea como ejemplo de libertad, de democracia y de
libre mercado de bienes y personas. Contrate a un Rumano en origen y explótelo
en sus vides, en sus construcciones, a módico precio, sin derechos. Sí, caigo
en la demagogia, pero la UE en sí misma es pura demagogia, mentiras y medias
verdades para esconder bajo una bandera azul los billetes de 500 que emigran a
Suiza, en los confines del Imperio.
Pero si Catalunya ha quitado muchas caretas en la península
ibérica, no son pocas las que están cayendo en la empiterna secuestrada por
Zeús. Incluso sus defensores más acérrimos, los que mantenían hace solo unas
semanas que Europa no permitiría esto o aquello, dudan. El 1 de octubre
llegaron rumores de incomodidad desde Bruselas, el 3 ya se habían olvidado.
Sobre presos políticos mejor ni hablamos que está Polonia como para criticar a
España. Lo importante son las palabras de Junker. Si Catalunya tiene éxito en
pocos años podríamos hablar de la Europa de los 90. Y eso no es bueno para el negocio.
Que ya lo dijeron Tatcher y Reagan, el Estado es un estorbo en cuanto quiere
ejercer control sobre algo más que la Ley y el Orden, así que 90 ni locos.
Europa, ese faro democrático y de los derechos humanos que se
consume con el auge del fascismo al que dice, o decía, repudiar, mientras los
partidos llamados tradicionales asumen el discurso del odio vestido de
europeísmo. Merkel, la faraona de los cuatro mandatos, dice ante el segundo
advenimiento de los camisas pardas que está dispuesta a escuchar sus demandas.
Macron combatió a Le Pen arrebatándole su discurso. Kurz en Austria les tiende
la mano para gobernar en coalición como ya hicieran en 2002, pero, a diferencia
de entonces, hoy no se escuchan voces airadas exigiendo sanciones contra Viena.
Se asume. La burguesía, el poder, el dinero ha decidido defender sus
privilegios con la Ley y el Orden, y en eso siempre se ha demostrado eficaz y
eficiente el fascismo. De modo que si se permite un régimen como el Turko en la
frontera sudoriental, ¿por qué iba a ser distinto en el sudoccidental?
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