“COMO LO HACÍAMOS
ANTES”
Parece ser que antes lo hacían con la luz apagada, de manera
fugaz y clandestina, ahora ya pueden hacerlo a la luz del día, delante de tu
cara, sin miedo. Porque antes pensában que te enfadarías, que no les
entenderías, y ahora saben que, además de pobre, eres tonto. Te roban, a manos
llenas, a espuertas, y les votas, les agradeces el jaguar en el garaje, ese que
jamás tendrás. ¡Pringao!
Algo huele a podrido en Dinamarca. Por el contrario, en el
Reino de España, Corona de Castilla por la gracia de un dictador, la
podredumbre es el estado natural de las cosas. Viene de lejos y va lejos. Todos
untan, se untan y embadurnan; políticos de los principales partidos, sobre todo
aquellos de rancio abolengo de camisas azules, empresarios de pedigrí
esclavista de vencidos que hoy son ídolos de masas y dueños del balón. Aunque
de todo el contubernio sólo alcancemos a ver la puntita a través de unas gafas
distorsionadas, las de una prensa al servicio de quien paga, y hoy no se
compran periódicos. Lo importante está muy lejos, en la desembocadura del Orinoco.
Que no hay manzanas podridas, que son las raíces y estiércol que
lo abona lo que está corrupto. Es el mismo modelo el que lo permite, alienta y
ampara. Que el filósofo de Agurain ya lo decía, ¿Cómo es posible pasar de dictadura
a democracia de la noche a la mañana sin pasar el cedazo, la criba, a
políticos, aristócratas, jueces, fiscales, policías y militares? (La Iglesia no
está en nuestras manos). Que en la historia de Castilla (y Aragón) no vencieron
Comuneros, ni Irmandinhos, ni pusieron guillotina el 2 de mayo en Malasaña. Que
hace falta la lluvia, que hace falta hacer reset, que aunque se empeñen en
desdeñarla, humillarla, violarla y desprestigiarla, hace falta revolución.
¡Indignaos! Fue el grito cuasi póstumo de Sampedro.
¡Levantaos! Si queréis tener esperanza. Porque mucho tiene que diluviar en esa
España. Y lo siento por tanta gente buena, andaluces altivos de Jaén,
extremeños, manchegos y Asturies rebelde, minera y roja, vallekanos piratas a
orillas del Manzanares. Tantas amigas insurrectas, solidarias, yo preparo mi
partida aunque cueste, aunque duela. Porque fuera puede hacer frío, pero aquí
me están asesinando. Anhelo, envidio, amo, y suspiro por Catalunya. Caminante
no hay camino, se hace camino al andar. No mires atrás.
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