LE FRANCE, LA RESACA
De un tiempo
a esta parte tengo la sensación de que las elecciones en Europa toman un tinte
futbolero, todas son finales anticipadas, todas son importantísimas para el
futuro de Europa (¿y los europeos?) y sin embargo, terminada la jornada todo
sigue igual. ¿Todo? Todo no, la idea neo-liberal de tintes xenófobos campa a
sus anchas por el mal llamado viejo continente como espíritu de Morgul. Dicen
que vivimos la época de la postverdad, simplemente vivimos como siempre,
engañados. Pero vayamos a analizar la última jornada liguera;
La ultraderecha; ¡Que
viene el Coco!
No sé si
volveremos a ver, al norte de los Pirineos, un partido nazi-fascista gobernando
alguno de los principales países de Europa, pero lo que está claro es que, de
momento, como amenaza no puede ser más rentable para el poder. Falta saber si,
como en el cuento del pastorcillo, cuando las ovejas vean al lobo quedará
alguien para defenderlas.
El ascenso
de la ultraderecha está facilitando a los gobiernos liberales perpetuarse en
Europa bajo ese mantra de “nosotros o el caos extremista”. La ultraderecha se
queda siempre a un paso del poder, Austria, Holanda, Francia… pero su discurso
gana siempre y marca las agendas europeas del poder que asumen sus rasgos
identitarios sin sonrojarse siquiera.
La Socialdemocracia ha
muerto, viva el neo-liberalismo
No hacen
falta sesudos análisis para entender esto. En un Sistema Capitalista de usar y
tirar, todo tiene fecha de caducidad cuando ya no es útil, y la
socialdemocracia es la primera víctima de la caída del Muro de Berlín. Tuvo su
auge cuando permitía vender ese Capitalismo de rostro amable de la postguerra,
ese lado social que endulzaba la realidad y nos decía que no era necesaria la
temible dictadura del proletariado para crear un mundo justo con reparto de la
riqueza y tal, pero sin enemigo económico-social que represente una
alternativa, con el Mercado como único poder y creador de agenda, ¿Qué puede
aportar la socialdemocracia? Nada, y en polvo os convertiréis.
El paseo triunfal del
Neo-liberalismo
Los grandes
triunfadores, indiscutibles, hegemónicos, cuasi deidades infinitas, intocables.
Ni en los mejores sueños húmedos de aquel mediocre actor de western ni de la
Iron Maiden británica hubieran imaginado un camino tan feliz para su romance.
Hoy los estados son seres amorfos que apenas alteran al mercado y legislan para
su defensa. Burbuja tras burbuja hasta la hegemonía total haciéndonos creer que
todas éramos Clase Media y la vida era una orgía de satisfacciones
capitalistas, y al despertar, ellos lo tenían todo, dinero, poder y control, y
tú una o dos hipotecas y tiempo para pasar en el paro. Y tuvimos frente a
nosotros las dos pastillas de Morfeo, y elegimos la azul, porque preferimos
seguir saboreando el filete aunque sabíamos de sobra que no existía, que sólo
era producto de nuestra imaginación, inducida a través de nuestros sueños. Y
siguen dando vueltas al tornillo, y a cada vuelta los ricos son más ricos y los
pobres… los pobres están más asustados.
Porque elegimos la pastilla azul, pero por si no era suficiente
nos han puesto cientos de cadenas sobre nuestras extremidades para qué no nos
movamos. Miedo, pánico a lo que puede venir, a los fanatismos, al terror, a las
enfermedades, y en última instancia al extremismo. Tenía que llegar, estaba
claro. Tanto hablar del eje izquierda-derecha en dos dimensiones, como una
línea recta nos ha traído a que interioricemos que quien se encuentra en uno de
los extremos es extremista, lógico. Así, olvidamos que en realidad el peligro siempre
ha sido el dogmatismo, el querer llevar una idea hasta sus últimas
consecuencias, y ahí, en ese dogmatismo es donde se hallan los que nos venden
como moderados. El neo-liberalismo es la ideología extrema por definición, la
que ha logrado que alcancemos las mayores cifras de desigualdad, pobreza,
guerras, hambre… etc. de la historia, pero no están en ningún extremo de esa
línea imaginaria. Así nos va. Extrema es la izquierda, y la derecha, y los
extremos se tocan y … mientras el Anillo sigue atándonos a las tinieblas.
¿Y la izquierda?
Debatiendo
si son galgos o podencos. -¡Mira, un brote, una esperanza!- -Bah, otros revisionistas que nos venderán a
la primera oportunidad- Y preferimos seguir en el Titanic echando la culpa al
de nuestra acera que embarcarnos en un frágil bote.
Sobre le
France primero una consideración; si no entiendes las diferencias entre unas
elecciones parlamentarias y unas presidenciales difícilmente puedas distinguir
entre táctica y estrategia y así es comprensible que sigamos en este bucle
infinito. Melenchon podía haber significado una brecha en el Sistema, o no,
quizás otro Syriza, tal vez. Pero nunca lo sabremos porque, entre otras cosas,
el bote nos parecía tan frágil que preferimos seguir hundiéndonos al son de los
músicos.
Hemos
llegado a tal punto de absurdez, que he llegado a leer a periodistas de
izquierdas, de aquí, de EH, celebrar que en Iparralde Le Pen sea cuarta fuerza
y que la derecha neo-liberal haya arrasado, porque ya se sabía que Melenchon
era un chauvinista empedernido, no como el resto de candidatos con
posibilidades que eran ciudadanos del mundo.
Y es que
cómo táctica y en unas elecciones parlamentarias entiendo que la broma del “voto
útil” sea una absurdez, mejor una representación propia, real, con apuestas
fuertes, aunque ésta sea pequeña. Pero en unas presidenciales a doble vuelta
hay que ver la estrategia. Yo me quedo con un sabor muy agrio de esta jornada
futbolera, porque no creo que Melenchon fuera a suponer un gran cambio, pero me
hubiera gustado poder ver cómo se retrataban los neo-liberales en una segunda vuelta
entre Le Pen y Melenchon. Saber si, como decía Durruti, los capitalistas
franceses ante un riesgo de recortar sus privilegios apoyarían por acción u
omisión a Le Pen, o defenderían la unidad de los “demócratas” contra el
fascismo, tal y como exigen ahora para apoyar a Macron. Sin duda ha sido una
jornada agria, el Barça ha ganado al Madrí y a mi ninguno de los dos me dice
nada, porque mi equipo no juega en su misma liga.
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