HAZ SLAVERING
Nos lo están descubriendo los gurús de las modas, y El País
nos lo explica por fascículos (que son los lados sombríos del fascio). Hoy ser
pobre mola. Quedarte encerrado en casa el fin de semana es señal de clase
media, porque si fueras pobre de verdad o no tendrías casa, o estarías
explotado sin fin de semana. Que no puedas salir por falta de dinero, porque no
te lo puedas permitir es sólo tu opción personal, porque tú eres guay y practicas
“nesting” que en inglés mola más.
Pero si el nesting
no te parece lo más cool, siempre
podrás lanzarte al “friganismo” que
no es más que comer de los contenedores con clase. Eso sí, mejor si llevas un
corte de pelo años 30 y barba de leñador canadiense no te vayan a confundir con
un vulgar mendigo, vagabundo, o sintecho, que lo tuyo es clase.
De trivializar, que no jugar al trivial, para normalizar la
pobreza va la cosa. Así es normal que se pongan a la venta camisetas que nos
avergonzaban en la juventud. Aquellas provenientes de campañas publicitarias y
que inundaban los barrios obreros. Camisetas de marca. Mirinda, Pepsi, Tulipan,
Chapuzas Pepe Gotera y Otilio… etc. Es lo más “in” para no quedarse “out”.
No nos llegaban las campañas navideñas de “ponga
a su mesa un pobre”, ahora nos vomitan que ser pobre mola. Seguimos
perdiendo la guerra.
Como privan esos reportajes del “barbero de los sintecho”, del “fotógrafo
de los sintecho”, trasmitiendo valores importantes. Pobres sí, pero dignos.
Aunque la dignidad nunca la perdieran, en todo caso se la robaron los verdaderamente
indignos, esos que llevan trajes italianos con corbata y maletín. Pero contra
esos no hay campañas, que está mal visto atacar a hombres blancos “hechos a sí mismos”. Porque hay que
recordar que en este mundo capitalista si eres pobre lo eres por elección.
Porque no te esfuerzas lo suficiente, ya que si lo hicieras, y lo sabes, tú
puedes hacer todo lo que te propongas, puedes llegar a ser Botín, o Amancio
Ortega. Y perdemos otra batalla.
Y es que pretendemos defender a las clases populares, a las
clases bajas, pero pretendemos hacerlo sin señalar al enemigo. Lástima que Gila
ya no esté entre nosotros porque seguramente haría un chiste bélico de esta
situación. Intentamos construir parapetos para defendernos del bombardeo sin
querer reconocer que nos bombardean y así es imposible.
Para terminar con la pobreza es irremediable que reduzcamos
la acumulación de riqueza, pero claro, eso significa decir claramente que “el que es rico, o es ladrón o hijo de
ladrón”. Claro que eso está mal visto, así que es mejor asumir que ser esclavo
no es tan malo, que la esclavitud es una nueva moda vintage, y las cadenas de
hierro atadas a nuestras muñecas y tobillos son complementos “cool” que hacen juego con nuestros
harapos. Haz “slavering” ponte a la última.
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