¡ABAJO EL TRABAJO!
Ayer vi el
debate de la ETB-2. Allí se encontraban las cinco principales candidatas a la
lehendakaritza; desde la casta vasca, representada por el hombre del traje gris
de Joaquín Sabina, hasta la izquierda soberanista de Miren Larrion, pasando por
uno que se dice liberal y al que no se le conoce empleo privado y cuyo discurso,
en general, roza el cristofascismo rancio. Para enmarcar los 4 segundos de
gélida mirada cruzada entre este último y la cuarta candidata, la que no es de
izquierdas ni de derechas, ni feminista ni machista, la que se define ciudadana
del mundo pero nos habla de un marco de convivencia llamado España. (Qué
pequeño es el mundo si se reduce a una parte de una península) Y no, no me
olvido, 5 eran las candidatas, y allí estaba también el azote del euskera, la
representante de un partido democristiano camuflado en siglas socialdemócratas.
Y con estos mimbres a hacer un cesto el 25-S.
A pesar de
las enormes distancias que separan a algunas de otras, ayer hubo lugar para
desafortunados consensos, analizar los disensos se lo dejaré a mentes más
lúcidas que la mía. Posiciones, desgraciadamente, mantenidas por las cinco
candidatas. Sí, sí, las cinco elegibles utilizaron una misma mentira argumental
para defender sus posiciones, pero no porque se repita un millón de veces una
mentira pasará a ser la verdad, aunque puedan convencernos de ello. Y es que
todas ellas, en algún u otro momento dijeron aquello de que “los ciudadanos/la
ciudadanía (en función de la perspectiva más o menos patriarcal de quien lo
decía) lo que quiere es un trabajo” Pues NO, me niego, NO es verdad.
En primer
lugar habría que establecer y explicar las diferencias entre trabajo y empleo,
pero eso me daría para otro post, y en todo caso, quien tenga interés sólo
tiene que indagar un poco. En segundo lugar, y para mí el verdadero meollo de
la cuestión, es que no conozco a nadie para quien su prioridad sea el trabajo.
Cuando hablas con los amigos, las amigas, tus padres, y les preguntas qué
harían si fueran libres, realmente libres, lo que sale en esas conversaciones
es siempre lo mismo; Estar con quienes más quieres, pareja, hijos, familia,
amigos… etc. Viajar. Estudiar/aprender/aprehender. Y puede que, a partir de
aquí, muchos hablen de que les gustaría ejercer tal o cual trabajo vocacional,
o sea, por ejemplo en mi caso me gustaría tener tiempo para dedicarme a la
aerografía. Sin embargo, raramente ese trabajo vocacional coincide con el
empleo en el que ahogan buena parte de su vida, y aunque coincida, seguramente,
y debido a las condiciones laborales/sociales a las que están sometidas, no sea
ese empleo su objetivo vital. ¿Qué haría si le tocase la lotería? Dejar el
trabajo.
No, la
gente, mayoritariamente, no busca empleo porque lo desee, lo busca porque lo
necesita. Porque tal y como está establecida ésta sociedad, sin empleo que te
proporcione un salario es imposible que puedas tener ni una parte de lo que
realmente deseas. No entender que el empleo digno y de calidad no es un
objetivo en sí mismo, sino la base desde la que edificar un mundo más
relacional, que anteponga la vida a todo lo demás, nos lleva a apoyar las tesis
de la precarización y el empleo miseria. Porque si lo importante es el empleo,
sin más consideración, éste se creará con salarios de miseria, con condiciones
esclavistas, y nos creeremos aquello de que “el trabajo os hará libres” Porque
si lo importante es el empleo nos creeremos que la formación no tiene que estar
encaminada a formar personas útiles socialmente, sino productivas. Porque,
entonces, asumiremos que toda persona tiene que conocer cinco idiomas para
encontrar empleo, aunque todo su deseo, todos sus anhelos sean quedarse en su
tierra, con sus personas amadas y vivir.
No, lo
siento, no comulgo con sus ruedas de molino. No soy un número en una cadena de
montaje. Soy una persona con una vida efímera que desea vivir y no perderla en
jornadas de 12 horas, con un salario de miseria que sólo me permita subsistir,
sin conocer a mi compañera, sin ver crecer a mi hijo, sin tomarme una cerveza
con mis amigas. El empleo es algo a reducir, a abolir y ese debería ser el objetivo
del progreso. Construimos máquinas que sustituyen personas y sin embargo no se
reduce la pesada carga del trabajo. No se mejoran las condiciones de bienestar
de la mayoría, sólo aumentan los beneficios de unos pocos. No, no me gusta el
trabajo.
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