1 de MARZO, el COLLAGE
Una
marabunta huye de un final cruel entre escombros, detonaciones, violaciones, y
asesinatos. Hacen cientos de kilómetros y se embarcan en un barquito, no
velero, pero atosigado de almas para llegar a una isla, dejando amigos, familia
y un reguero de muertos. Pisan por fin el Continente y caminan apestados entre
robos, violencia, violaciones, asesinatos, hambre y frío, y siguen dejando
amigos y familia por el camino, llenando cunetas de dolor. Alcanzan nuevas
fronteras y con ellas nuevos campos de alambradas y espinos que no dan flor y
los reciben con gas y los acusan, los golpean, y desaparecen, y las violan, y
llegará la primavera.
Y
emergen, cómo cada 3 de marzo nuestros recuerdos, y sangran heridas sin
cicatrizar, y recordamos que la impunidad la tienen ellos, los que masacraban,
los que fusilaban y asesinaban desde el altar. Y recordamos, y nos duele el
orgullo, nos duele ser parte de quienes ayer morían y hoy seguimos
desangrándonos. Y canta un Ismael, “...ve gritos en las calles, gritos contra
los que luchó...” y calaveras, y tibias, y una rojigualda pintada sobre los
rostros de los obreros, sobre un monumento alzado a la dignidad y Gasteiz se
levanta bombardeada.
Y dos
hombres trajeados nos venden desde un Estrado que han hallado solución a un
Estado, y son 130, y les faltan más hombres que a Leónidas, pero ellos aspiran
a ser Jerjés. Y con sus trajes impolutos nos hablan de libertades recortadas,
de derechos cercenados, y que aún lo pueden hacer peor. Y sonríen, y les votan,
y los más votados aún ríen más fuerte, porque cuanto más han robado más les han
apoyado. Y nos llevan a un bucle infinito donde todas las salidas dan al mismo
sitio, como una circunferencia infernal, círculo que dicen, es el símbolo de
quienes son, o seran, lo que no quieren, o dicen no querer, pero que nada nos
están aportando salvo querer vicepresidencias. Y vuelve a estar el CEDA, y
vuelve Lerroux, y un Prieto descafeinado, y la Guardia de Asalto.
Y
todo me recuerda a los 30, pero no hay Amnistía, aunque en Logroño hoy parezca
más claro el día, con cientos de sonrisas a la puerta de una prisión. Demasiado
Preso Político, y muy pocos políticos presos por robo, estafa y engaño. Hoy
dispara bilis mi transistor, mi televisión, mi ordenador. Los de la caverna,
esos que solo ven el reflejo, los que ven distorsión, son hoy quienes gobiernan
y a quienes las sonrisas que iluminan hoy desde Logroño a Elgoibar parecen
herir. Heridos están, hirámoslos pues. Sonreíd, sonreíd, que a pesar de su
obscuridad, aquí, allí, y en todo el mundo hay pueblos dignos que no se callan.
La nuestra es una historia de derrotas, de derrota en derrota, hasta la
victoria final.
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