DE PAJARITOS Y PAPEL HIGIENICO
Reconozco que nunca me ha gustado tener animales en
casa, y mucho menos pájaros enjaulados. Sin embargo, estos días me ha tocado
cuidar el canario de unos amigos que habían dejado a mi cargo. Craso error les dije,
pero no me hicieron caso, y ahora tendré que buscar una explicación convincente
a lo sucedido.
Todo ocurrió esta mañana mientras procedía a limpiar
su jaula. Fue abrir la portezuela y el condenado pajarillo salió revoloteando
torpemente hacia la luz y la libertad, pero lo que encontró fue su pico
golpeándose contra el frío cristal de mi ventanal. Corrí tras él y estaba a
punto de agarrarlo cuando volando nuevamente fue a descansar sobre un armario y
de ahí nuevamente a intentar cruzar el cristal, por supuesto el resultado fue
el mismo.
Esta escena se repitió durante unos minutos hasta que,
después de haberse golpeado una decena de veces contra el cristal, el pobre
pajarillo se acurrucó en un rincón tembloroso y cansado mirando hacia el cielo
azul. Lo recogí entre mis manos y le acaricié la cabecita, no mostró
resistencia, pero cuando lo iba a meter en la jaula di media vuelta, abrí el
ventanal y le deje en libertad.
Aquella lucha infructuosa, golpeando el cristal de la
esperanza tocó mi corazón. Me recordó a todos esos luchadores del ocaso que se parten
el pecho golpeándose contra los invisibles muros de este sistema que nos
atrapa. Gentes, centenares, miles, cientos de miles que se mueven y sienten en
sus tobillos los grilletes del esclavo, y sueñan, cuentan e intentan explicar
sus sueños, de como ven el cielo azul y como sus alas pueden hacerles volar,
para terminar golpeándose contra el cristal, sin que las mayorías silenciosas
estén dispuestas a abrir los muros y soltar sus cadenas.
Me explican que el canario al que he dado la libertad
no podrá vivir en libertad, no está acostumbrado, no sabrá alimentarse sin un
comedero y una poza de agua. Lo mismo se empeñan en hacernos ver los que nos
gobiernan. Fuera hace mucho frío, el sistema os dará calor. ¿Cómo vais a
gobernaros sin gobierno? Será el caos, el desorden. Moriréis de inanición, de
incapacidad. Sin contar que somos reos, muertos en vida que no decidimos
nuestro futuro pues ellos lo deciden por nosotros.
Vivimos encerrados en jaulas con barrotes invisibles,
al albur de sus decisiones, de sus deseos y mandatos. Podemos elegir entre
miles de tipos de vino, entre ropajes de mil colores, entre coches diversos,
siempre y cuando aceptemos el sistema, nos adaptemos, y tengamos la suerte de
que la moneda caiga de nuestro lado. Si esto no sucede así, nos marginarán, y
nos atarán al palo bajo del gallinero donde recibiremos el premio a ser la base
de una pirámide de inmundicia. Pero estaremos a salvo, en el gallinero, por que
fuera hace mucho frío y los zorros acechan.
Pero siempre habrá gallos y gallinas que sueñen con
romper la alambrada y vivir en libertad. Habrá incluso quienes lleguen a poner
en práctica sus sueños, y descubrirán que no son perfectos, y erraran siendo
dueños de sus decisiones. Entonces los amos del gallinero, de la jaula, del sistema
nos harán ver los errores que han cometido quienes se han atrevido a
desafiarles, los amplificarán con sus medios de comunicación e instrucción de
masas para que el gallinero sea consciente del terror que acecha en lo
desconocido. Nos enseñarán que ellos nos cagan constantemente encima, pero
ellos son capaces de suministrar cuanto papel higiénico necesitemos para
limpiarnos, siempre que podamos pagarlo, claro.
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