DONALD, ANGELA Y LA
PLEBE
Se dice, se
comenta, que los ríos de la política internacional bajan revueltos, como los
huevos por las mañanas. Algo que sin duda sorprende en este remanso de paz y
tranquilidad que es el mundo que nos ha tocado vivir. Cualquiera diría que
ahora, sólo ahora, la política internacional estuviera hecha unos zorros. Que
lo de Ucrania, Siria, Afganistán, Libia, Irak, Egipto, Sudan Norte y Sur,
Tíbet, Cachemira, Chechenia,… son sólo males necesarios. Que la escalada bélica
y los movimientos de tropas de la OTAN son ejercicios de video consola, porque
es ahora cuando el final empieza. Ahora que hay un misógino, racista y fascista
en la White House viviendo en un triplex a casi 200 metros del suelo.
Nunca había
ocurrido eso. Todos los presidentes norteamericanos, estadounidenses para más
señas, habían sido bellísimas personas. Hombres de paz que sólo hacían la
guerra obligados por el bien común. Una guerra al año como mínimo, y salvo una
civil, y unas pequeñas escaramuzas con Pancho Villa, todas lejos del suelo
expropiado a los nativos. Pero lo de Donald-Gilito-Trump is different. Parece
ser que éste sí que está loco, no como Reagan que soñaba con una guerra de las
galaxias a gran escala contra el monstruo soviético. Fíjense si estará zumbado
éste hombre que ha logrado que hasta las derechas rancias europeas apoyen a los
que se supone social-demócratas yankees y sufran algo así como una
esquizofrenia que les permite acusar a izquierda y ultra-derecha de connivencia
con el fanático de la construcción de muros. Todo esto en menos de quince días
de gobierno.
Tan liada
está política internacional que las avanzadísimas democracias europeas tienen
que imitar y superar a los malvadísimos gobiernos populistas sudamericanos para
tratar de frenar a los populismos de aquí. Sólo así podemos entender que,
después de las brutales campañas de acoso y derribo contra Chavez, Correa, Evo…
por sus intentos de perpetuarse en el cargo más allá de los dos mandatos, sea
Ángela, Ángela Merkel, la que tenga que sacrificarse y presentarse por CUARTA
vez consecutiva.
Tan revuelta
está la política internacional que, vaya usted a saber lo que podría ocurrir si
no aceptamos a los mangarranes que nos gobiernan y dejamos que el populismo sin
sentido nos gobierne. Porque la plebe es tan estúpida que siempre elige a
Barrabás, un ladrón. No como el otro, que desde el Vaticano roba a espuertas
pero lo hace en nombre del bien común.
Y yo ya no
sé ni que pensar. Porque todo es tan nuevo que siento que viajo al pasado.
Porque no me canso en repetir, ahora que acabamos de rememorar el 80 aniversario
de la muerte de Durruti, sus palabras “Ningún gobierno lucha en contra del
fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se le escapa de
sus manos, alza al fascismo para mantener sus privilegios”. A eso suena todo
esto. Pareciera que la plebe ya no tragaba a gusto las ruedas de molino con las
que les obligaban a comulgar, y ante eso, para que vuelvan al redil antes de
que desborden las vallas, nos muestran que “la noche es oscura y alberga
horrores”. Yo, por de pronto, como cantaba Oskorri;
ez dakit zer daukagun Yo no sé qué tenemos
bake ala gerra paz o guerra
bainan nik badaezpadan pero yo, por si acaso,
egin dut puzkerra me he tirado un pedo
bake ala gerra paz o guerra
bainan nik badaezpadan pero yo, por si acaso,
egin dut puzkerra me he tirado un pedo
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