FRENTE POPULAR
Entre
quienes albergamos el corazón a la izquierda y defendemos que nuestra sangre es
roja cómo parte de nuestro ideario, a quien más y a quien menos, nombrar el
Frente Popular nos retrotrae a un momento utópico e idealizado en el imaginario
colectivo. La Idea de la confluencia de la izquierda, de, prácticamente, toda
la izquierda, hasta el punto de que incluso la CNT-FAI emitiría en aquellas
fechas un comunicado en el que por primera y última vez no animaba a la
abstención activa. Esa idealización provoca que cada vez que la ciudadanía es
llamada a las urnas se alcen voces recordando aquel “Frente Popular” de 1936,
con la consiguiente frustración cuando, nuevamente, la izquierda se presenta
entre una sopa de siglas.
La
Vida de Brian de la izquierda española parece no tener fin, y justo en este
2015, después de 8 años de salvaje estafa perpetrada por el poder económico y
dirigida y orquestada por la derecha política (PsoE y PP) las divisiones y
subdivisiones están provocando un mar de setas que nacen cómo partidos
políticos, ¿o era al revés? Perdónenme, a veces me lío un poco. Y por supuesto,
ante este nuevo llamado a las urnas, primero de una serie que nos plantará en
2016, todo el mundo vuelve a sacar a colación aquel Frente Popular, y toda
fuerza nueva que se precie habla o hablará en algún momento, de confluencia, de
unión, pero al día siguiente romperá puentes y amarras y anunciará su intención
de alcanzar la hegemonía política.
El
nacimiento de Podemos, (sobre el que no me extenderé porque ya he escrito
demasiado sobre ellos y ellas) parecía que podía provocar esa catarsis
colectiva, y así, de pronto pusieron en solfa la política de “las izquierdas”
con un pacto que parecía ganador y tal era su nombre “Guanyem”, de ahí a
Ganemos... un paso, y en la actualidad, pues nada, otras veinte plataformas
nuevas, cuarenta propuestas hegemónicas, y cien disputas Cainistas. ¿Recuerdan
el Frente Popular? Pues sigan recordándolo con nostalgia porque en 2015 tampoco
se le espera.
Llegados
a este punto cabe recordar que el éxito de confluencia del Frente Popular se
basó en algo muy sencillo, poner sobre la mesa las coincidencias básicas y
apartar momentáneamente las diferencias para ir desarrollando los debates a
posteriori con tranquilidad y calma. Frente a una derecha que iba a arrasar con
los pocos avances que había producido la II República, la izquierda se unió con
tres simples exigencias/ofertas/compromisos; amnistía a los centenares, miles
de presos políticos que poblaban los presidios,
compromiso con las reformas del
primer bienio (reforma agraria, educativa...) y compromiso con el proceso
autonómico. Causas que siguen vigentes en 2015 y sobre las que debería ser
sencillo llegar a acuerdos, sin embargo, el principal escollo proviene precisamente
de que estos tres debates, eternamente inacabados no tienen cabida en las
agendas de los partidos españoles. No se reconocen los presos políticos, tal y
cómo escribo en “Unicornios enjaulados”, de forma que es imposible que aquellas
formaciones e ideas que son sistemáticamente perseguidas por el Estado se
sientan atraídas hacia ningún tipo de confluencia, se habla de reformas pero
siempre con la boca pequeña, nunca para acabar con los terratenientes, los
oligopolios, lo que excluye en buena medida a las clases populares, o con los
privilegios de la Iglesia Católica, y por supuesto, España antes fascista que
rota, del tema plurinacional no hablamos, y por tanto utópico el entendimiento
con las izquierdas catalanas, vascas, o gallegas, mucho menos una hipotética
confluencia.
Por
cierto, que aunque escueza allende el Ebro, sobre Frentes Populares quizá
podamos dar alguna lección desde el norte. Lecciones sobre cómo conformar una
izquierda plural que se convierta en verdadera alternativa al poder
establecido. Con cientos, miles de imperfecciones, pero avanzando con paso
firme. Pero claro, supongo que es mucho más sencillo seguir despedazándonos
entre nosotras, buscando purismos que nos desgarren en el Circo mientras,
divertidos, los césares observan, gobiernan y expolian.
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