MAROTO NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
En la
soledad de su despacho, frente a la gran mesa escritorio de maderas nobles que
lo presida, el Regidor del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz se amarra a su
makila mientras solloza desconsolado. ¡Qué incomprendido se siente! ¡Cómo le
duelen los comentarios de sus conciudadanos! No le entienden, no le comprenden.
Y llora. Lágrimas de cocodrilo, por supuesto. Lamenta en la prensa, que es
donde los Grandes hablan con el pueblo, que existan Gasteiztarras que le
consideren racista, que piensen que es racista, ¡Que lejos de la realidad! Él
sabe que no es racista, tal vez populista, sí, mucho, y clasista, claro que es
clasista, ¿Cómo es posible que existan los pobres para deslucir Su ciudad?
Maroto
está triste y para levantarle el ánimo vienen a socorrerlo mesnadas de Peperos,
y a su frente, cual caballero andante, brazal refulgente, y pendón cruzado
aparece otro Javier que tal baila, en este caso de Andrés, el Diputado. Entre
ambos están dispuestos a dar batalla y ganar esta Cruzada. Tampoco éste prócer
alavés es racista, ni xenófobo, simplemente sentimental, y en fechas de
Santiago, rememora aquel ¡Cierra España! Pero a los pobres claro, no vaya a
venir algún jeque y lo malentienda.
Los
pobres no son bienvenidos en esta ciudad, y aún lo son menos si vienen de otra
frontera. No mienten, aseveran, simplemente los datos no les dan la razón,
¿Pero qué importa la verdad cuándo hablamos de sentimientos? Tiremos de ellos
pues. Utilicemos los bajos instintos. No haya miedo a las consecuencias.
Dicen
que los magrebís vienen a vivir de las ayudas públicas, y los datos, los fríos
datos les desmienten. Dicen que defraudan con las ayudas, y prefieren decirlo
antes que perseguir el posible fraude. Se escandalizan por pequeños fraudes que
toda la población quiere que se persigan, y callan, guardan silencio ante los
robos perpetrados por su camarilla, 11.600 millones de Caixabank incluidos.
Minucias, el Sistema funciona, solo sobran los pobres. Y cómo sobran cargamos
ahora contra la población migrante nigeriana, y repiten argumento, esta vez aseverando que el 70% vive de la RGI. No se integran, braman,
basados en ese dato. Y yo entiendo ahora por qué lógica mantienen en el
imaginario que los andaluces son vagos, tienen un 35% de paro. Pero ay Dios, si
eres andaluz y joven, el 65% no trabaja. Y entonces se les ve la costura. ¿La
solución? Endurecer el acceso a las ayudas. ¡Que se mueran de hambre o se
vayan!
Pero no
es racismo ni xenofobia, claman ofendidos, mientras siembran odio y lo abonan
de populismo. Y yo, triste y compungido ante sus lágrimas no veo el momento de
que acabe su sufrimiento, que lleguen las elecciones y los echemos de cualquier
parlamento.
Permítame
una última cosilla Sr. Maroto, si de sus semillas de odio nacen y crecen
aguilas y fascismo, si sus palabras sirven de excusa para descerebrados, no
llore ante la prensa mientras brinda por un puñado de votos.
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