TANQUES EN CATALUNYA (Hablando claro)
Soy
consciente de que el camino secesionista emprendido por la sociedad catalana
está llenando miles de páginas de sesudos análisis hechos por grandes plumillas
de ambos lados del Principat. Por ello, al igual que en todos mis post
anteriores, asumo que mi limitada capacidad me impide aportar nada nuevo al
debate sobre la viabilidad o no de la independencia catalana. Sin embargo,
harto de intentar convencer a los creyentes de que su Dios no existe cuando
serían ellos quienes deberían convencernos a nosotros de lo contrario, quiero
plantear el debate en otros términos.
No
voy a entrar, por tanto, al por qué, ni al cómo se puede o no se puede lograr
la independencia, sino que quiero reflexionar sobre otro cómo, ese cómo que se
nos niega sistemáticamente, ¿Cómo tiene pensado el Gobierno del Reino de España
impedir la secesión catalana?
Si
asumimos que una mayoría de catalanes y catalanas en estos momentos están
abogando por la independencia, y digo asumimos ya que está claro que el
Gobierno del Reino no está por la labor de que esa hipotética mayoría se pueda
manifestar democráticamente con su voto, la cuestión realizada en el párrafo
anterior no es baladí. Imaginemos, y no nos costará mucho imaginar, que el
Estado termina por prohibir la consulta soberanista. Esto significaría que de
facto, el único camino que dejaría a esa mayoría independentista sería la
declaración unilateral de independencia, y ante ello; ¿Qué escenario quedaría?
¿La legalidad vigente de un Estado no reconocido por Catalunya? ¿Cómo
impondrían desde Madrid una sentencia del Tribunal Constitucional?
No
creo que a nadie sorprenda la respuesta a las preguntas anteriores; por la
fuerza, esto es, en un primer momento deteniendo a todas las personas que consideren
impulsoras de dicho proceso constituyente, políticos, cuadros de la Asemmblea
Nacional Catalana y el “entorno”, que de eso sabemos un rato por estos lares.
Pongamos una cifra, 500, 1000, 2000 personas. Y ¿Después? Pues si aún tras las
detenciones, disolución del Parlament, y suspensión de la autonomía catalana,
los secesionistas siguen en sus trece, lo normal en estos casos. Estado de
Excepción, Estado policial e incluso intervención militar si no se puede
acallar al pueblo. Ese es el camino, el único camino para saltarse la voluntad
de un pueblo, y quien no lo quiera ver es un ingenuo o lo que es peor un
estúpido.
Lo
que acabo de decir es grave, es el último paso para destruir cualquier atisbo
democrático, pero es real y plausible, y estaría bien que el Sr. Rajoy lo
recordase cada vez que habla de su defensa de la unidad de ES PA ÑA, estaría
bien que no se quedase en el socorrido, “no lo permitiré” y explicase el cómo
lo va a impedir, y sobre todo, estaría bien que aquellos que se dicen de izquierdas,
tanto PSOE como IU se posicionasen ante ese escenario. ¿Apoyarán esos partidos
que el Estado pasee los tanques por la Diagonal? Por sus declaraciones
parecería que sí, que aplaudirían fervorosamente al Glorioso Ejército Español a
su paso por las Ramblas, y eso estaría bien que lo aclarasen.
Por
último, pero aún más importante o preocupante, ¿qué posición mantendría la población
española ante esa demostración de fuerza? Tomando la palabra al Ejecutivo de
Madrid, en lo referente a la vía catalana me gustaría que el pueblo español
pudiese dar su opinión, al menos así sabríamos a qué y a quienes nos
enfrentamos. Incluso le propongo la pregunta que debería contener el
Referendum:
Usted,
como español/a, ¿Está a favor de que el Ejército Español imponga la unidad de
ESPAÑA a Catalunya aunque para ello tenga que masacrar a unos cuantos
secesionistas?
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