LA SOBREMESA
La sesión de tarde del debate de la moción de censura de ayer
estuvo presidida por un bolso. Un bolso no piensa. Un bolso no habla. Un bolso
traslada y guarda las pertenencias. Un bolso como metáfora de todo.
Quien debiera presidir el Estado, quien era objeto de la
Moción de censura, delegó en un bolso su presencia, no sabremos nunca si fue
una decisión consensuada, o estamos ante una explotación del pobre bolso.
Mientras ese bolso magnánimo y estadista, escuchaba sin
inmutarse los exacerbados discursos, Mariano, cual César tocando el arpa, se
imbuía en una opípara comida-merienda-cena de 8 horas. Supondré que con
descanso para el bocadillo tal y como estipula el Estatuto de los Trabajadores.
Si comió o no, el qué, y cuanto, lo
sabremos en breve, porque para eso ha quedado buena parte del periodismo de
investigación.
Junto a él debían estar varias de las cabezas más visibles
del Partido Popular, entre ellas la Señora Cospedal, cuya soberbia pudimos
observar anteayer en la comisión de investigación del Congreso.
Yo, que como Alonso Quijano, tengo mis neuronas afectadas por
horas de lectura y cine, me los imagino en un paisaje imposible, de mesa
camilla con luz tenue de 125 Voltios y rostros en penumbra enmascarados por el
humo de los cigarrillos. ¡Grandes acuerdos, desacuerdos y atrocidades se
planificaron sobre una servilleta de bar!
Ya sé que en el siglo XXI esta escena es improbable. Está
prohibido fumar y los locales de Jazz han perdido parte de su encanto. Los
modernos ya no llevan bolígrafos sino tablets, y nadie utiliza las servilletas
para otro menester que no sea la razón por la que la celulosa se hizo objeto.
Sin embargo, 8 horas dan para mucho. ¿Cuántos tornillos habré apretado en ese
tiempo en una cadena de producción? Y no, no me creo que se pueda hablar 8
horas seguidas del tiempo y el fútbol, por mucho que ayer dimitiese Zidane, o
el Athletic presentase a Berizzo. Gabarra o descenso, consejo para hacer
historia en Nervión.
Pagaría por saber quién estaba al otro lado del teléfono.
Quién recibió los mails que escribieron. Qué hablaron. Qué planificaron. Quizá
la defensa del Rhin. Quizá la contraofensiva en Las Ardenas. Pero no es tiempo
de bunkers. Lástima que no lo sabremos, aunque seguramente suframos el
resultado de esta sobremesa. Desconfío de lo oscuro, lo oculto, lo silenciado,
y 8 horas son mucho tiempo, a veces, incluso más que los 20 años de Gardel.
PD: Mientras Mariano comía-merendaba-cenaba-conspiraba, en
redes sociales varios voceros de la ultraderecha tramontana nunca derrotada y
siempre presente, recordaban al Frente Popular de 1936. Mienten. Puede que los
actores guarden parecido por línea ascendente, pero 82 años de fascismo han
hecho su trabajo. Ayer votaron juntos muchos diferentes, pero entre ellos no
hay apenas puntos en común. Ni siquiera, como entonces, un mínimo acuerdo de
amnistía, ni reforma agraria. Nada. Y al otro lado la CEDA es mucho más fuerte,
Falange está representada, y su apoyo popular es muy superior. Si estos voceros
nos previenen, que Dios nos pille confesadas incluso a las ateas de aquende el
Ebro.
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