ASIRON, LA TRADICIÓN ES UNA MALDICIÓN
Se dice, se cuenta y se comenta que hubo un tiempo en
el que una civilización creó inmensos estadios, alguno de ellos llegó a
albergar la nada desdeñable cifra de 50.000 almas. En aquellos estadios se
celebraban durante días y a veces hasta semanas, los Juegos, cuyo espectáculo
central era la lucha de gladiadores en las que en diferentes modalidades varios
guerreros se enfrentaban en la arena, y cuyo resultado solía llevar el
fallecimiento de los derrotados. Aquella tradición se extendió por todo el Imperio
que dominaba la práctica totalidad de Europa, el norte de África y buena parte
de Oriente Medio y Mesopotamia. Fueron apenas 10 siglos de tradición, o sea
1000 años década arriba década abajo, y sin embargo dicha tradición fue
eliminada y a nadie se le ocurriría (salvo a Tele 5 quizá) revivirla.
También
suelen explicarme que la esclavitud fue una labor tradicional desde los
primeros asentamientos mesopotámicos hasta finales del siglo XIX, y aún hoy se
conocen casos aunque no estén bien vistos, al menos por la clase trabajadora,
ya que de la opinión de la burguesía y el empresariado no estoy tan seguro.
Sin
embargo ninguna de estas tradiciones anteriores pueden compararse con el noble
arte del toreo, Marca España, practicada por francos, hispanos y lusos
(ex-colonias incluidas) en diferentes modalidades. Dicen los entendidos que el
toreo tiene una historia longeva, que probablemente sea descendiente directa de
los circos romanos, y que... y que de verdad me la suda lo tradicional que
pueda ser, es una aberración y punto, como lo es la esclavitud o la lucha de
gladiadores, y ninguna tradición puede justificar su mantenimiento, igual que
ninguna creencia puede servir de excusa para la realización de sacrificios
rituales. Es lo que creo, y es tan simple que pienso que no merece mucho debate
ni desarrollo ideológico. En pleno siglo XXI no parece muy sensato mantener una
tradición que requiere de la tortura y sacrificio de un animal para diversión
de las masas, y punto. Por eso me ha dolido tanto leer hoy las declaraciones
del Señor Asiron, Alcalde de Iruña, y a quien tuve el gusto de conocer el
pasado 4 de agosto, en el Diario de Noticias de Navarra, poniendo en cuestión
que se pueda, ni tan solo plantear, la posibilidad de acabar con el Encierro
pamplonica y su posterior lidia en el coso.
La
justificación, por supuesto, habla de tradición, de cultura, de encarnación de
la ciudad. Y claro que es entendible el problema, Iruña es mundialmente
conocida por sus encierros y por asesinar 48 toros durante una semana. Vienen
gentes de todo el mundo a la capital del pueblo vasco gracias a ello, Hemingway
la inmortalizó, y claro, si quitamos los toros ¿qué nos quedaría además del
OPUS?. Pero mire usted por donde Sr. Asiron, esos mismos argumentos utilizan
los diversos alcaldes de otra villa a la cual SÍ criticamos sin pelos en la
lengua, Tordesillas, donde, en sus fiestas patronales asesinan a lanzadas 47
toros menos que en su ciudad. Tordesillas también apela a la tradición para
defender su Toro de la Vega, también piensa en su economía local cuando lo
hace, y por lo visto, la Villa Cárcel de Juana I de Castilla, y sede del
acuerdo que dividía el océano, la tierra y las masacres de la recién alcanzada
América, es consciente de que en la península tal pasado no daría fama y
turismo, no tanto como asesinar un toro a lanzadas. Y es triste que eso mismo
pensemos al norte del Ebro, aún con “hechos diferenciales”, “Fueros” y demás.
Dicho
todo lo anterior, y aún ardiendo mi pecho por dentro, entiendo el vértigo. Qué
digo vértigo, pánico. No me imagino siendo yo quien desde la alcaldía diga el
primer año que voy a eliminar el “hecho diferencial” de unas fiestas
mundialmente conocidas. Lo reconozco, no me atrevería, quizás, porque sabría
que no gobernaría jamás si lo dijera. La cuestión entonces es, ¿Debemos estar
dispuestos a vender todos nuestros principios por un gobierno? ¿Sólo algunos?
¿Cuáles?
San
Fermín no serían lo que son sin sus encierros, ni yo hubiera disfrutado viendo
Espartaco si en Roma no se les hubiera ocurrido crear la lucha de gladiadores,
no sé si me explico.
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