DESMONTANDO A GREY
Lo
reconozco, no he leído 50 sombras de Grey, y sí, lo tuve entre mis manos, e
incluso llegué a leer un par de capítulos, pero no pude más. Me pareció que en
lo literario dejaba mucho que desear, aunque tampoco hablaré mucho de ello ya
que con las traducciones suelen ocurrir desgracias y mi escaso conocimiento de
la lengua de Shakespeare me impide leer el original. Sin embargo lo que me
desanimó no fue eso, ya que libros más insulsos hemos leído todas y todos. No,
lo que me hizo desistir fue la imagen caricaturizada, burda y simplista con la
que se aborda un tema tan complejo como las relaciones BDSM. O mejor dicho,
cómo se enmascara una relación “vainilla” profundamente machista y patriarcal
en parafernalia BDSM.
50
sombras de Grey incide en el mito del “Príncipe Azul”, hombre, heterosexual,
rico y apuesto que enamora a pobre doncella desvalida, una suerte de Princesas
Disney en versión pseudo-porno, donde la dama puede alcanzar un mundo idílico
gracias al hombre, y en este caso simplemente tiene que aceptar recibir unos
cuantos azotes. No hay mayor trasfondo, ni mayor propósito en sus páginas, y
desde luego no es un referente válido para quien desee explorar las bastas
opciones del BDSM, aunque es probable que haya desatado las fantasías en miles
de alcobas y la venta de productos y parafernalias BDSM se hayan disparado.
Pero
ahora viene lo complejo, si alguien quiere leer en estas líneas un ataque a las
relaciones Dominación/sumisión estará totalmente equivocado o equivocada. Nada
más lejos de mi interés. Bastante incomprensión se arrastra por parte de
meapilas defensores de no se qué moral y por parte de quienes quieren ver en el
BDSM un modo de vejación, y perpetuación de las relaciones asimétricas, para
quienes este libreto da aún más argumentos. Lo cierto es que en toda relación
humana existe una parte dominante y otra más sumisa, no a todas las personas
nos gusta tener que decidir sobre cómo vamos a pasar esta tarde de ocio, o cuál
va a ser nuestra actividad sexual. Hay personas tímidas, personas valientes,
personas adustas, otras joviales, fantasiosas, contemplativas, y la unión de
esa diversidad provoca relaciones diversas, sin embargo, hay algo que cualquier
amante del BDSM tiene claro, las expectativas han de ser compartidas, los
anhelos han de ser compartidos, y el equilibrio reside en el bienestar de la
contraparte.
Por
supuesto, ahora alguien podrá argumentar que en el caso que nos ocupa la
compensación que recibe Anastasia es un nivel de vida de ensueño y que eso
equilibra la transacción, sin embargo es al contrario, el que Grey sea su
sustento económico, su escalera a ese estatus desequilibra aún más la relación
al surgir un tercer tipo de dominación, la material, ya no se trata solo de la
falsa idea del amor romántico que recorre todo el libro y que ata también a la
protagonista, ni se trata de una dominación de carácter meramente sexual y
posesiva, sino que añadimos también la dependencia material, las tres claves
fundamentales que definen al machismo en una relación.
Entonces,
¿qué es una relación equilibrada? y , ¿tiene cabida el BDSM en ese equilibrio? Por supuesto, claro que una relación BDSM
puede ser una relación de equilibrio entre dos o más personas, simplemente hay
que tener en mente que lo que se ofrece y lo que se recibe han de ser
satisfactorias para todas las partes. La persona que ejerce el rol de Dominante
ha de tener en mente siempre y en cada momento los deseos de quien se siente
sumiso y actúa como tal. Nada sabemos de los deseos de Anastasia en todo el
relato, de si se ven satisfechos o no, todo gira en torno a los deseos de él y
el encandilamiento que produce en ella el lujo, el glamour y la personalidad de
Grey. Y sí, es cierto, parece, o nos hacen ver que Anastasia disfruta con las
escenas, sin embargo todas ellas provienen de la mente de él, ella es un mero
decorado de las mismas, sin arte ni parte. Y qué hablar del concepto
eternamente repetido de que Grey sea dominante por sentirse traumatizado debido
una relación previa de sumisión con una mujer. O sea, que Anastasia sea
dominada no le produce trauma alguno, pero un hombre sumiso vivirá traumatizado
toda la vida... pero bueno, eso lo dejamos para otro momento.
En
definitiva estoy seguro que mi post provocará más dudas que las que he
pretendido responder, pero ese también sería un éxito muy superior al efecto
provocado por 50 sombras de Grey, porque de la duda suele surgir la curiosidad,
y de la curiosidad nace la investigación y el aprendizaje.
“Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la
educación reglada”
Albert Einstein
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